Los problemas en un sector cárnico

La importación de pollo desde Marruecos, otro golpe para más de 300 granjas extremeñas

La UE ha decidido permitir la entrada de carne de aves de corral desde este país norteafricano. Una mala noticia para un sector muy castigado ya por el incremento de los costes energéticos y de los piensos

La importación de pollo desde Marruecos, otro golpe para más de 300 granjas extremeñas

La importación de pollo desde Marruecos, otro golpe para más de 300 granjas extremeñas / JUANI RUZ

Alas instalaciones de Avícolas la Fuente, en Fuente del Maestre, los pollos llegan pesando 38 gramos, «recién salidos del huevo», precisa Alfonso Vielsa, presidente de esta sociedad cooperativa especial, que los compra en una incubadora de Lugo. Cuando los recojan para el sacrificio, transcurridos entre 42 y 45 días, habrán engordado unos 3 kilogramos. Que el animal gane cada uno de esos tres kilos le suponía hace un año a esta empresa un coste de setenta céntimos. A día de hoy son 1,2 euros, asegura. El desmedido incremento de la factura energética (se trata de industrias intensivas en electricidad y gas) junto al del coste de los piensos, también por las nubes, son los responsables de que los márgenes en este sector sean cada vez más estrechos.

A las alzas de costes se ha sumado una nueva amenaza, ya que la UE acaba de permitir la importación de productos cárnicos de aves de corral procedentes de Marruecos. «A nosotros las directrices que vienen de Europa nos exigen lo imposible en bioseguridad, bienestar animal o sanidad, cosas que en Marruecos ni las conocen, y ahora nos van a meter sus pollos», lamenta este empresario.

Esta granja avícola tiene capacidad de engorde para 20.000 pollos en una nave de 1.300 metros cuadrados de superficie interior y que se puso en marcha hace poco más de un año (el 8 de marzo de 2021). Requirió medio millón de euros de inversión. «Es lo último de lo último. No hay otra nave más innovadora que esta en el mercado», resalta Vielsa orgulloso. Todo en ella está mecanizado, destaca, y da igual la época del año que sea, «los 12 meses tiene la misma temperatura». Entre 18 y 20 grados, que en verano se mantienen tirando de gasto eléctrico y en invierno de propano. Y con iluminación artificial las 24 horas del día. «Cuando me llegue la factura eléctrica de julio, perfectamente voy a pagar cinco mil y pico euros más IVA», adelanta.

«Cuando me llegue la factura eléctrica de julio, perfectamente voy a pagar cinco mil y pico euros más IVA»

Alfonso Vielsa

— Presidente de Avícolas la Fuente

Él trabaja por libre, una opción que no es la habitual en el sector, donde lo más frecuente es hacerlo con integradoras, firmas que suministran los animales, el pienso y otros servicios a las granjas, mientras que las explotaciones se encargan de alimentar y cuidar a los pollos en las condiciones exigidas. «Cuando el mercado está bajo, como mejor se está es integrado. Cuando el pollo vale dinero, se está mejor por libre», resume.

De esta forma, él no está atado a los precios fijados de antemano por las integradoras, a las que organizaciones agrarias como UPA y COAG critican que no estén trasladando a los productores los incrementos que sí se han registrado en los lineales. Según los últimos datos del IPC, la carne de ave, que es la más consumida en España, acumula un incremento en tasa anual del 17,9%. Pero aun yendo por libre, subraya Vielsa, los «encarecimientos» de los costes que ha tenido que afrontar han sido «mucho mayores» que el de los precios que él recibe y, a punto de cumplir tres décadas vinculado a la avicultura, asevera que en todo este tiempo «nunca» ha visto una situación «tan complicada» como esta. 

En la región hay 318 explotaciones avícolas dedicadas a la cría de gallinas para carne (datos a enero pasado facilitados por la Consejería de Agricultura extremeña). 197 están en la provincia de Badajoz y 121 en la de Cáceres. Entre todas ellas suman una capacidad de 9,8 millones de animales. 

Para todas estas granjas la importación de pollo de Marruecos supone «más competencia, es indiscutible que va a afectar», señala Sebastián Méndez, gerente de Pollos Cano. Lo que «falta por ver es si ellos van a cumplir con toda la normativa sanitaria que nos hacen cumplir a nosotros, que cada día nos exigen más», apostilla. «Por la información que tenemos, los costes de producción suyos son más caros que los de España, con lo cual al nivel de precio es complicado que entraran con producto más barato que el de España», esgrime Méndez quien, no obstante, apunta otra posibilidad, que la nación norteafricana sea empleado «como una vía de paso para terceros países como puede ser Brasil, que sí tiene precios más económicos».

Las oficinas centrales de Pollos Cano están en Salvatierra de los Barros. Compra las aves fundamentalmente en dos incubadoras, una gallega y otra portuguesa. Y a partir de ahí, «tenemos todo el ciclo completo». Cuenta con una fábrica de piensos, solo para autoconsumo, situada en Calzadilla de los Barros. Esto le permite tener «un control del proceso de fabricación y de la fórmula del pienso», aclara. También sacrifica los animales –unos cinco millones al año-- en un matadero propio y se encarga de comercializar posteriormente prácticamente toda su producción. Además de en Extremadura, lo hace sobre todo en Andalucía: Sevilla, Córdoba, Jaén y parte de Huelva. «La costa no lo hacemos aún, es uno de nuestros retos». 

Interior de una de las granjas de Pollos Cano, empresa de Salvatierra de los Barros.

Interior de una de las granjas de Pollos Cano, empresa de Salvatierra de los Barros.

Una camada de esta empresa son unos 900.000 animales, que se crían en 25 granjas, dos propias (las de mayor capacidad) y 23 integradas. Cada una de estas camadas se prolonga a lo largo de unas siete semanas, y entre una y otra hay que dejar las granjas vacías dos semanas «mínimo», para desinfección, limpieza o retirada de la cama y el estiércol.

Como el resto del sector, muy vinculado a la hostelería y la restauración, con la irrupción del covid  tuvo que afrontar un descenso de su producción. Durante el periodo más duro de la pandemia, llegó a bajar «hasta un 40%». Posteriormente, tocó lidiar con otro hándicap, el de los costes energéticos. «El gas está tres veces a lo que estaba hace un año», detalla.

Organizaciones agrarias

Entre las organizaciones agrarias, COAG ha rechazado frontalmente esta apertura de las fronteras comunitaria a las importaciones de carne de ave con origen marroquí. En este sentido, ha recordado que durante años la UE ha sostenido que estas producciones no reunían las condiciones necesarias para abastecer el mercado comunitario. En un escenario marcado por el «brutal» incremento de los costes de producción (esta organización estima que es de un 150% en la energía y de un 35% en los piensos) y con unos precios en el umbral de la rentabilidad, el «aumento de las importaciones de países terceros, que no cumplen con las exigentes normativas y altos estándares en materia de bioseguridad, calidad y bienestar animal de la UE» puede agravar todavía más esta situación, defiende el responsable del sector avícola de COAG, Eloy Ureña.

Estas explotaciones han sufrido un alza del 35% en piensos y del 150% en energía, según COAG

Desde UPA, por su parte, se desconfía de lo que se esconde tras esta decisión, pero a su juicio «no es difícil imaginar que las industrias quieran asegurarse el suministro de pollo si los bajos precios terminan por hundir a los granjeros españoles».

«Estamos tranquilos ante la entrada de productos, no solo de Marruecos, sino de otros países como Brasil, China o Tailandia, porque sabemos que el consumidor español está acostumbrado a comprobar el origen de los productos avícolas que consume y creemos que seguirá apostando por un producto fresco, de calidad y de proximidad como el nuestro», se indica desde Avianza.

La interprofesional de este sector incide en que el consumidor español está habituado «a comprar carne de altísima calidad avalada por el modelo europeo de producción, en el que priman las garantías que nos dan nuestras autoridades y también auditorías de terceros». Igualmente, remarca que en España se cuenta con «el bienestar animal como una cuestión principal para la calidad de la carne» y con otras bazas como la sostenibilidad de todos nuestros productos» y el origen de los piensos que se producen.

Suscríbete para seguir leyendo