El embalse y la presa de Alcántara, piezas angulares en abastecimiento y regulación

La gestión de la presa reguló avenidas superiores a los 6.000 metros cúbicos durante las lluvias de diciembre

Vista aérea del embalse y al presa de Alcántara. | EL PERIÓDICO

Vista aérea del embalse y al presa de Alcántara. | EL PERIÓDICO / Ana Román

Ana Román

Las lluvias torrenciales alternadas con periodos de sequía obligan a un esfuerzo en la gestión de las presas existentes en la comunidad de Extremadura para poder garantizar el suministro básico. En la región se encuentra el segundo embalse mayor de España: el de Alcántara, explotado por Iberdrola y cuyo uso principal es el hidroeléctrico, pero que también sirve como apoyo para el abastecimiento de Cáceres. Como en el resto de presas, la competencia sobre la explotación hídrica depende del Gobierno central. De ahí que las propuestas políticas como la realizada en días atrás por Vox para que la Junta asumiera la titularidad de la presa de Alcántara resulten, hoy por hoy, una quimera. En cuanto a la interconexión de las cuencas, el debate sobre los trasvases permanece en el ámbito político, al margen de la gestión de las grandes compañías adjudicatarias de la explotación,

Si bien es cierto que algunos embalses fueron creados exclusivamente para producción hidroeléctrica, que proporciona energía de forma sostenible y a bajo precio, sin depender de terceros países, la Ley de Aguas establece que el uso prioritario de las reservas se debe destinar al consumo humano, seguido de los riegos agrícolas y, en tercer lugar, el uso como fuente de energía que, obligatoriamente, jamás puede causar desabastecimiento.

2.600 hectómetros cúbicos

Alcántara acumula actualmente más de 2.600 hectómetros cúbicos, por encima del 83% de la capacidad, según recoge la web embalses.net, gracias a las lluvias abundantes en la fachada atlántica durante los últimos meses.

Para que el suministro no sufra peligro alguno, el embalse no debe bajar de una cota determinada, la 194, que es a la que se encuentra el punto de la toma de abastecimiento. Esta cota se corresponde con el 50% de sus reservas, es decir 1.500 hectómetros cúbicos, lo equivalente al consumo de Cáceres durante 150 años.

Las necesidades de agua de Cáceres son de unos 10 hectómetros cúbicos al año, una cantidad muy pequeña en comparación con los 3.000 que supone el embalse a plena capacidad. En la práctica, la gestión del pantano garantiza que el desabastecimiento sea una posibilidad más que remota.

Convenio Albufeira

Los embalses de Valdecañas y Alcántara son una pieza fundamental en el convenio de Albufeira. Es el nombre que recibe el tratado internacional entre España y Portugal en las cuencas compartidas para garantizar el funcionamiento natural de los ríos (Miño, Duero, Tajo y Guadiana) y asegurar que tampoco el país vecino sufra dificultades en el abastecimiento.

En el caso del Tajo, el convenio establece que España debe entregar en el embalse de Cedillo (último pantano español antes de la frontera) unos volúmenes mínimos tanto a la semana como al trimestre y cada año. Dada la irregularidad de las aportaciones naturales del Tajo, hay periodos del año en que esas cantidades deben realizarse con cargo a las aguas almacenadas en los dos grandes embalses situadas en el curso bajo del río, esto es, Valdecañas y Alcántara.

El resto de presas de regulación de la cuenca del Tajo, cuyos usos prioritarios se dedican al abastecimiento y el regadío, no suelen participar en la entrega que es obligatoria para España en virtud del acuerdo bilateral con el país vecino.

La buena gestión de los embalses supone un esfuerzo adicional en el caso de las avenidas derivadas de borrascas como las que han cruzado la península en semanas anteriores y en estos días. Iberdrola, en coordinación con las distintas administraciones, actúa en estos casos para mitigar los efectos de las avenidas y así evitar inundaciones aguas abajo mediante la conveniente regulación que el personal realiza en las presas de Valdecañas y Alcántara.

19 de diciembre de 2023

La gran capacidad de almacenamiento en ambas presas permite retener el agua durante las avenidas y retrasar a un mejor momento de la entrega aguas abajo. Eso supone disponer de más tiempo para reducir la punta máxima del caudal y disponer de una reserva de energía que se usa, sobre todo, en el período estival, más seco. Sin todo ese trabajo, la situación vivida meses atrás hubiera tenido graves consecuencias.

Uno de los momentos más críticos se vivió el 19 de diciembre del año pasado. Ese día se registraron y fueron contenidas puntas simultáneas en los caudales de entrada de hasta 1.625 metros cúbicos por segundo en Valdecañas y 6.225 metros cúbicos por segundo en Alcántara. Las fuertes precipitaciones provocaron que en el embalse de Gabriel y Galán, que gestiona la Confederación Hidrográfica, registrara una punta de otros 500 metros cúbicos por segundo.

Gracias a que el agua quedó almacenada en estos embalses, no se vieron incrementados los caudales entrantes al embalse de Cedillo, con menor capacidad de regulación, pero que ya alcanzaba por aportaciones propias los 2.400 metros cúbicos por segundo en la frontera con Portugal.

Para la regulación resulta fundamental la coordinación del equipo de Iberdrola con la Confederación Hidrográfica del Tajo, que debe disponer de las medidas adoptadas en cada momento, especialmente en aquello que pudiera requerir una coordinación previa con las autoridades portuguesas.

De manera que los embalses extremeños son una pieza clave tanto para el abastecimiento, como para el regadío y, sobre todo, en lo que concierne a la regulación y gestión de sus aguas para garantizar estos usos y prevenir lo que, en otros tiempos, hubiera sido sinónimo de desastre en el curso bajo de los ríos que afectan a territorio de dos países.

Suscríbete para seguir leyendo