La apuesta por el medio ambiente

Las buenas prácticas agrarias que salvan las aves en Extremadura

La existencia de avutardas, sisones y aguiluchos ceniceros peligra, a pesar de que Extremadura continúa siendo la reserva europea para estas especies. Sin embargo, las costumbres de agricultores y ganaderos ponen en severo riesgo su pervivencia. El proyecto de la UE Life Agroestepas Ibéricas trata de evitarlo

Una avutarda enganchada en un vallado.

Una avutarda enganchada en un vallado. / SEO/BirdLife

Almudena Villar Novillo

Almudena Villar Novillo

Extremadura continúa siendo un paraíso ornitológico, pero determinas prácticas ponen en peligro a algunas especies. Así les ocurre a la avutarda, el aguilucho cenicero y el sisón, cuyos declives se multiplican año a año. En el caso de la avutarda, su desaparición va a velocidad de vértigo y su caída sobrepasa el 50% en los últimos 20 años. El peligro del sisón se redobla y en Extremadura se encuentra en riesgo de extinción desde 2015 con una reducción de la especie del 80%. Y el aguilucho cenicero, también al borde de la desaparición, no cuenta con espacios donde anidar y reproducirse.

Y este panorama tan terrible, en parte, se debe a las malas prácticas agrarias. Por ello, 14 fincas ubicadas en los Llanos de Alcántara, en los de Cáceres, en los de La Albuera (Badajoz), en la Serena y en la Campiña Sur se suman al proyecto europeo Life Agroestepas Ibéricas, perteneciente a Life de la Unión Europea (UE), que comanda SEO/Birdlife con Asaja y la Junta de Extremadura como socios, además de otras instituciones de España y Portugal, ya que, por primera vez, este programa se realiza junto con el país vecino, y financiado por la UE.

Trabajos de  SEO/BirdLife con un dron en las fincas.

Trabajos de SEO/BirdLife con un dron en las fincas. / SEO/BirdLife

«De momento, contamos con 25 fincas, pero puede que lleguemos a 26 o 27, seguimos en el proceso de negociación que comenzamos en 2022. 14 se encuentran en la región, la parte más importante del proyecto, y el resto en Aragón y Portugal. En total, serán unas 2.000 hectáreas de la Red Natura 2000, en la que se encuentran especies como la avutarda, el sisón y el aguilucho cenicero», detalla Marcelino Cardalliaguet, delegado de SEO/Birdlife en Extremadura. Y todo ello encaminado a implantar buenas prácticas agrarias, que permitan documentar el barbecho para la conservación de estas especies.

Hembra de sisón muerta por el impacto contra un vallado.

Hembra de sisón muerta por el impacto contra un vallado. / SEO/BirdLife

El barbecho en Extremadura

Según pormenoriza Cardalliaguet, los agricultores implicados efectuarán una gestión del barbecho más favorable para estas aves y consistirá en aplicar labores agrarias sensibles, que mantenga la cobertura vegetal para alimento y refugio de estos pájaros. «También intentamos fomentar el mantenimiento del barbecho porque, como ya se sabe, cada vez hay menos y se ha levantado la mano, primero, por la guerra en Ucrania y, ahora, por las protestas agrarias».

El barbecho es una práctica tradicional, que implica el descanso del terreno y supone una reducción del aprovechamiento de las fincas. Pero significa beneficio para la biodiversidad del entorno y refugio para las aves, que construirán sus nidos (sobre todo, aquellas que anidan en el suelo como los aguiluchos y «que buscan zonas tranquilas y con vegetación»), y se alimentarán.

Descanso de los pastos

Además de la barbechada, se adoptarán medidas con los ganaderos que, básicamente, consisten en lo mismo: periodos más largos de descanso de los pastos. De esta forma, se consigue una mejor recuperación del suelo. «Incluso mantener como barbecho espacios a largo plazo, es decir, que durante tres años no se haga nada en ellos y se constituyan como reservas integrales. Queremos ver qué efecto tiene eso sobre las aves y si constituyen zonas de refugio y alimento», subraya el responsable de SEO/Birdlife en Extremadura.

Pero esto representa la pérdida de ingresos y un menoscabo para los agricultores y ganaderos. Para ello, el proyecto cuenta con fondos económicos de la Unión Europea. «Estas buenas prácticas medioambientales necesitan estar bien financiadas por los fondos de la PAC (Política Agraria Común) porque la PAC tiene una parte verde, que es una de las causas de las protestas de los agricultores durante este invierno. Muchas veces, los choques con el sector agrario se deben a que las políticas no están diseñadas con base en una experiencia previa, que es lo que queremos hacer ahora: ensañar sobre el terreno en distintas fincas y en distintas zonas. Tenemos el compromiso de la Junta para trasladar esta experiencia para el siguiente periodo de la PAC y se diseñen medias avanzadas en las fincas de la red Natura 2000 y las compensaciones por aplicar las buenas prácticas, además de mantener su rentabilidad».

Un macho de avutarda.

Un macho de avutarda. / SEO/BirdLife

Desde 2022

Si la experiencia se desarrolla tal y como se prevé, para 2026 el ensayo, que comenzó en 2022, concluirá y se extraerán las consecuencias, que no solo analizará el sector agrario, sino también expertos como científicos y ornitólogos, que comprobarán los efectos reales sobre el medio ambiente.

Componente educacional

Además, este proyecto europeo Life Agroestepas Ibéricas cuenta con un componente educacional, que consiste en llegar a los niños de las poblaciones implicadas y, a través de ellos, a sus familias. Y se trata de sensibilizar sobre la importancia de la agricultura en el mantenimiento de las aves y de los espacios naturales. «La agricultura tiene que ser sostenible y merece el apoyo financiero de la Unión Europea; además, merece que se conserve y no solo por las aves, sino por los espacios en sí».

Igualmente, se traslada un mensaje distinto al cotidiano de la educación ambiental que «solo habla de los valores naturales. Aquí mostramos la relación directa entre las prácticas agrarias tradicionales, sostenibles y esos valores medioambientales», apostilla Marcelino Cardalliaguet. 

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