Al menos siete personas han muerto y otras 50 han resultado heridas a causa de la explosión registrada esta mañana en un autobús que circulaba por Jerusalén, atribuida por la policía israelí a un suicida palestino que se ha inmolado en el interior del vehículo. Entre las víctimas, según la policía, hay niños que habían tomado el vehículo para ir a la escuela.

De momento, ninguna organización palestina se ha atribuido el atentado, que se ha perpetrado a las 08.30 (07.30 hora española), cuando el autobús, lleno de pasajeros y procedente del barrio de Talpiot, circulaba por la calle Keren Hayesod, frente al parque de la Campana. Fuentes médicas han informado de que al menos hay diez heridos en estado grave entre las víctimas evacuadas a distintos hospitales de Jerusalén.

La valla de seguridad

El ministro palestino a cargo de las negociaciones de paz con Israel, Saeb Erekat, ha condenado el atentado y ha exhortado al Gobierno del primer ministro Ariel Sharon a reanudar las negociaciones de paz.

El atentado se produce un día antes del comienzo en La Haya de las deliberaciones del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) sobre la legalidad del muro de seguridad que Israel construye en el territorio palestino de Cisjordania.

"El problema no es esa valla de seguridad sino el terrorismo", ha declarado, poco antes del atentado, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Silvan Shalom.