Tras los atentados de Londres, el Reino Unido reforzará sus fronteras y otorgará nuevos poderes a la policía. El primer ministro británico, Tony Blair, anunció ayer un plan de urgencia para combatir "tanto la incitación y la instigación al terrorismo como los actos de terrorismo propiamente dichos". En conjunto con la oposición, el Gobierno británico estudiará una norma que impida la entrada en el país y facilite expulsar a quienes hagan apología del terrorismo.

"Estamos estudiando urgentemente el procedimiento para prohibir la entrada en el Reino Unido de gente que pueda incitar al odio o actuar en contra del bien público, y estamos analizando cómo deportar a ese tipo de gente", señaló Blair en alusión a los imanes radicales. El jefe de los conservadores, Michael Howard, garantizó una colaboración total al premier . El receso de las vacaciones de verano no retrasará las consultas, que comenzarán la próxima semana.

"ESTUPEFACCION E INQUIETUD" Blair dijo haber sentido "estupefacción" e "inquietud" al descubrir que los responsables del atentado en Londres son británicos, y pidió a los ciudadanos moderación y serenidad. "Se trata de un pequeño grupo de extremistas. No podemos ignorarlo, pero no deben definir a los musulmanes de Gran Bretaña, que son honrados miembros de nuestra sociedad y respetuosos con la ley", declaró Blair.

Las autoridades británicas temen una ola de represalias tras conocerse la autoría del atentado. Desde el jueves se han registrado un centenar de incidentes contra miembros e inmuebles musulmanes. El primer ministro se reunió ayer con cuatro diputados de esta religión y la próxima semana celebrará una cumbre con los líderes islámicos del Reino Unido para estudiar medidas.

"Al final", dijo Blair, "eso sólo puede ser combatido y derrotado por la propia comunidad". Londres propone también iniciar un diálogo con otros países para movilizar "la voz moderada y verdadera del islam".