Dublín Después de haber afirmado la semana pasada que los irlandeses deberían volver a votar para aprobar el Tratado de Lisboa, lo que sentó muy mal en Dublín, Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE, fue recibido ayer a la capital de Irlanda con protestas callejeras (foto). Allí se reunió con el primer ministro, Brian Cowen, y con representantes políticos y de la sociedad civil y manifestó que "respeta la decisión del pueblo irlandés", al que la UE "no impondrá ninguna solución". Pero recordó que 24 países de 27 han ratificado ya el tratado. El presidente francés confió en que el Gobierno irlandés sabrá encontrar una salida.