Argelia amplía desde hace una semana el despliegue de fuerzas de seguridad en el desértico sur del país ante el envite yihadista . Las autoridades temen que Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) golpee con fuerza tras el anuncio del presidente Abdelaziz Buteflika de un referendo cara a una amnistía general para los terroristas.

El Gobierno argelino prepara las negociaciones con los grupos armados, según el diario El Watan , aunque está por ver que estos depongan totalmente las armas. "No habrá amnistía general si los miembros de las bandas armadas no se entregan totalmente y definitivamente", repitió el reelegido presidente Buteflika, en vísperas de las elecciones del 10 de abril.

La medida se enmarca en la controvertida política de "reconciliación nacional" con la que Buteflika lleva 10 años tratando de fomentar la rendición de los islamistas. Unos 3.000 terroristas se han acogido a sus ofertas.

Según fuentes próximas al Ministerio de Interior, el jefe de Al Qaeda en el sur y en la región del Sahel, Mojtar Belmojtar, ha sido tentado por las autoridades, pero rechaza frontalmente el plan de reconciliación. "Jamás un terrorista pedirá perdón. ¿Por qué va a dejar las armas?", se pregunta Nurdín Aíd Hamuda, vicepresidente de la Asamblea Nacional.

A SUS ANCHAS La prensa argelina asegura que Belmojtar planea activar las células de AQMI, financiadas con el tráfico de drogas y de vehículos robados en el desierto entre Argelia, Marruecos, Mauritania y Mali, donde los islamistas se mueven a sus anchas. Zona de refugio, de entrenamiento y de reclutamiento, el Sahel es "muy difícil de controlar", admite Hamuda, quien insiste en reclamar una "voluntad real" de coordinación de los países del Magreb contra el yihadismo , algo difícil por el conflicto del Sáhara Occidental.