El presidente de Polonia, el conservador y euro- escéptico Lech Kaczynski, firmó ayer el Tratado de Lisboa, después de mantener bloqueado el proceso de ratificación en su país durante más de 18 meses con la excusa del referendo irlandés y en un abierto desafío al Gobierno y al Parlamento nacional polacos. La firma del tratado por Kaczynski completa la ratificación de la reforma institucional de la Unión Europea (UE) en 26 de los 27 estados miembros y deja totalmente aislado al presidente de la República Checa, el conservador y antieuropeísta, Vlaclav Klaus, en su obstinado y personal bloqueo de la UE.

La ceremonia de firma del Tratado de Lisboa aún se vio alterada porque la pluma estilográfica prevista para el acto no funcionaba, quizá a causa de que la tinta se había secado en tantos meses de espera. Kaczynski se vio obligado a cambiar de estilográfica y tras estampar su firma mostró el documento satisfecho a las cámaras de televisión y al público presente.

Al acto asistieron el presidente semestral de la UE y primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, el presidente del Parlamento Europeo, el también polaco Jerzy Buzek, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. "El cambio de decisión del pueblo irlandés ha hecho que el tratado recobre la vida y que no haya más obstáculos para ratificarlo", declaró Kaczynski para justificar sus 18 largos meses de obstruccionismo.

ESTADOS SOBERANOS Kaczynski aprovechó la ceremonia para reafirmar sus posiciones soberanistas y euroescépticas al insistir en que "la UE sigue siendo una unión de estados soberanos, nada más que una unión y debe continuar así". Kaczynski defendió que la UE debe estar abierta a integrar, no solo a los países balcánicos, sino a otros estados como Georgia y Ucrania.

"Ahora solo falta la firma del presidente checo, que Europa espera con impaciencia", dijo el primer ministro sueco en nombre de la UE. "Europa necesita que no haya más retrasos en la entrada en vigor del tratado", añadió Reinfeldt. Buzek y Barroso expresaron su confianza en que el Tratado de Lisboa entre en vigor antes de final de año. El primer ministro checo, Jan Fischer, también aplaudió la ratificación polaca y reiteró su convicción de que su país también completará el proceso de ratificación en "un futuro previsible".

DOS OBSTACULOS Para que la República Checa pueda completar esa ratificación es necesario que, en primer lugar, el Tribunal Constitucional desestime el nuevo recurso presentado contra el tratado por un grupo de senadores instigados por Klaus.

Después será necesario que acepte firmarlo Klaus. El presidente checo condiciona ahora su firma a que la República Checa quede excluida de la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales. Esta petición, que no está respaldada ni por el Gobierno, ni por el Parlamento, implica una modificación del tratado y obligaría a los demás países a una nueva ratificación.