El pragmático discurso de Raúl Castro al asumir la presidencia creó expectativas de cambio. Pero tras las medidas de escasa entidad, la nada. Ni apertura política ni económica, y mano dura con la disidencia. "No puede haber espacio para los riesgos de la improvisación y el apresuramiento", aseguró en diciembre. Sin duda.