Reforma constitucional

Macron quiere ampliar las temáticas y facilitar las condiciones para organizar referéndums

El presidente francés propone una reforma de la Constitución gala, que resultará difícil de efectuar ante la falta de mayorías en la Asamblea Nacional y el Senado

El presidente francés, Emmanuel Macron.

El presidente francés, Emmanuel Macron. / EFE

Enric Bonet

Descentralizar algunas competencias, otorgar cierta “autonomía” a Córcega y ampliar las temáticas y facilitar las condiciones para organizar referéndums. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha propuesto este miércoles una reforma de la Constitución gala que aborde estas cuestiones. Ha aprovechado un acto de conmemoración del 65º aniversario de la V República para detallar su proyecto de modificación de la carta magna. Una reforma que no le resultará nada fácil de culminar ante la falta de mayorías en la Asamblea Nacional y el Senado, como ya le sucedió en su primer mandato con otra tentativa fallida de retoque constitucional.

"No creo que sea en el interés de Francia, ni en la coherencia de su historia, de cambiar de República", ha defendido Macron en un acto matutino en la sede en París del Consejo Constitucional, el equivalente galo del Tribunal Constitucional. "Creo que nuestra Constitución merece ser reformada cuando esto es necesario, siempre basándose en dos imperativos: ser consecuentes y coherentes", ha añadido.

La V República va camino de convertirse en el régimen republicano más duradero en el país vecino. Pese a su longevidad, su modelo presidencialista, vertical y centralista muestra síntomas de agotamiento. El último ejemplo paradigmático de ello fue la gran controversia en la primera mitad del año por la aprobación de la reforma de las pensiones, rechazada por cerca del 70% de la población (según los sondeos) y al final adoptada sin una votación en la Asamblea. Ante esta crisis política, los partidos de la coalición de izquierdas NUPES proponen la elaboración de una nueva Constitución y la adopción de un sistema más horizontal, más parlamentario y en que tengan un mayor peso los referéndums.

Cambios puntuales

En cambio, Macron apuesta por una serie de cambios puntuales en la actual Carta Magna. Aquellos más relevantes afectarían la organización de plebiscitos. Por un lado, el dirigente centrista quiere reformar el artículo 11 y ampliar las cuestiones sobre las que se pueden convocar referéndums, más allá de los "poderes públicos y las políticas económicas, sociales y medioambientales". Aunque no lo mencionó en su discurso de este miércoles, Macron ya había expresado en septiembre su voluntad de que también puedan celebrarse referéndums sobre la inmigración, un cambio exigido por parte de Los Republicanos (LR, derecha) y la Reagrupación Nacional (ultraderecha) de Marine Le Pen

Por el otro, pretende suavizar las condiciones para celebrar consultas de iniciativa ciudadana (RIP), lo que parece un guiño a la izquierda. La convocatoria de estas votaciones requiere actualmente la recogida de cerca de 5 millones de firmas y el respaldo de la mayoría del Parlamento y el Senado. Un marco "demasiado limitado", ha reconocido Macron. 

Su propuesta de reforma constitucional también incluye una modificación sobre Nueva Caledonia, una mención específica sobre la autonomía de Córcega —anunciada en 2018 y reafirmada la semana pasada—, así como la inclusión del derecho al aborto y la lucha contra el cambio climático. En cambio, el presidente parece haber descartado la posibilidad de retocar el artículo que limita la duración de una presidencia en dos mandatos consecutivos. Macron había tachado esa limitación de “funesta estupidez”, en unas polémicas declaraciones durante una reunión a finales de agosto con dirigentes de la coalición presidencial y la oposición.

“Crisis democrática” en Francia

Durante su primer mandato, Macron ya había reivindicado una reforma parecida de la carta magna, con la mención a Córcega o la inclusión de la protección del medioambiente. Esa promesa, sin embargo, quedó en agua de borrajas ante la imposibilidad de lograr el respaldo del Senado, con una mayoría de representantes de LR.

La cámara alta no es elegida en Francia por sufragio universal, sino por los representantes locales y esto otorga la mayoría a la derecha republicana, el partido con una mayor implantación local pese a su evidente declive nacional. A ese escollo, se le suma ahora que el macronismo tampoco dispone de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, algo poco habitual para un partido presidencial en el país vecino.

Para llevar a cabo una reforma de la Constitución francesa, hace falta que el texto sea aprobado de manera idéntica por la cámara baja y alta. También que logre el apoyo de dos tercios de los diputados y senadores. Esta modificación institucional resulta “ahora mismo muy complicada”, reconoció el diputado macronista Gilles Le Gendre. “Esta reflexión se inscribe en el marco de la crisis democrática. Debemos crear las condiciones de una voluntad política conjunta”, añadió este representante en declaraciones al diario Le Monde.

Además de los partidos de izquierdas, cada vez más sectores de la sociedad civil piden una ambiciosa reforma constitucional ante la evidente crisis de representación y desafección política que padece Francia, que "se ha convertido, sin duda, en el país de las crisis", según el veterano ensayista Alain Duhamel. "Las críticas a las V República (...) nunca habían estado tan justificadas como ahora", defiende el politólogo Fabien Escalona en el digital 'Mediapart'. Aún más contundente se mostraba esta semana el constitucionalista Dominique Rousseau en una columna, en que citaba al intelectual decimonónico Benjamin Constant: "Cuando el acuerdo entre las instituciones y las ideas se destruye, las revoluciones son inevitables".