Inicio de la campaña en Francia

Macron confía a una eurodiputada hija de agricultores el difícil reto de remontar en las europeas

Valérie Hayer, presidenta del grupo liberal en el Parlamento Europeo, asume la cabeza de lista de la candidatura macronista de cara al 9 de junio

El presidente de Francia, Emmanuel  Macron.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron. / EP

Enric Bonet

Un rostro poco conocido para afrontar un reto más que complejo. La coalición del presidente francés, Emmanuel Macron, ha confiado a la eurodiputada Valérie Hayer, de 37 años, las riendas de la campaña de las elecciones europeas. Cuando su nombre apareció en la prensa gala como la probable cabeza de lista macronista, a más de un periodista en Francia le quedó cara de póker al desconocer de quién se trataba. Esta representante poco mediática, hija de agricultores (un punto positivo en el CV en estos tiempos de crisis del campo), lidera oficialmente la candidatura. Pero en realidad sus candidatos oficiosos son el mismo Macron y el primer ministro, Gabriel Attal.

La coalición del dirigente centrista —compuesta por los partidos Renaissance, MoDem y Horizons— arranca este sábado la campaña de las europeas con un gran mitin en Lille, en el norte de Francia. Cuando faltan tres meses para los comicios del 9 de junio, esta carrera electoral se asemeja a una cuesta bien empinada para el partido de Macron. "Tenemos la impresión de que todo el pescado está vendido, pero eso no es cierto. La situación aún no se ha decidido. Me acaban de designar como candidata y empezamos la campaña", defendía esta semana Hayer en el plató de la emisora de radio France Inter, después de ser preguntada sobre el favoritismo de la ultraderecha.

Según los últimos sondeos, que deben cogerse con pinzas, la Reagrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen lidera de manera holgada las intenciones de voto (30%-28%), beneficiada por la buena imagen de su cabeza de lista, Jordan Bardella, de 28 años. Esta formación xenófoba y ultranacionalista cuenta con unos 10 puntos de ventaja respecto a la coalición presidencial (19%-18%). Al presentarse por separado, los partidos de izquierdas aparecen como meras comparsas. Las tres principales formaciones progresistas —Partido Socialista, Francia Insumisa y los Ecologistas— tienen unas intenciones de voto de entre el 8% y el 9% cada una.

Hija y nieta de agricultores

Fruto del declinante segundo mandato del presidente francés —lastrado por un 2023 horribilis marcado por la impopular reforma de las pensiones, la revuelta en las banlieues y una dura ley migratoria—, las magras perspectivas electorales hacen poco deseable la cabeza de lista del partido de Macron. El presidente sondeó a Richard Ferrand, (expresidente de la Asamblea), Bruno Le Maire (ministro de Economía) o Julien Denormandie (el ex de Agricultura), pero todos ellos la rechazaron. "Hayer es candidata por defecto", explica a El Periódico de Cataluña, del mismo grupo editorial, el periodista François-Xavier Bourmaud, quien cubre el Elíseo para el diario liberal L’Opinion.

Tras la designación en enero de Stéphane Séjourné como ministro de Asuntos Exteriores, esta joven eurodiputada fue elegida presidenta de los liberales en la Eurocámara, donde cuentan con 100 escaños y actúan como fuerza bisagra. "Soy hija de agricultores, nieta de agricultores y hermana de agricultores", dijo en Estrasburgo, donde reivindicó sus vínculos con el mundo rural. En plena crisis del sector primario —sin duda, uno de los grandes temas de la campaña—, los lazos con el campo cotizan al alza en Francia. Los Republicanos (LR, afines al PP) han designado a la agricultora Céline Imart como número dos. Y un nuevo partido ruralista pretende dar la sorpresa, aunque no lo tendrá fácil para superar el umbral del 5%.

En el caso de Hayer, "con su historia personal, intenta romper con esa imagen (…) del representante macronista desconectado, parisino y que no conoce el país rural y periférico", explicaba el periodista John Timsit en un debate en la plataforma televisiva del diario Le Figaro. Pese a sus vínculos con el campo en la Mayenne, esta eurodiputada desde 2019 ha dedicado toda su carrera profesional a la política, compaginando los cargos locales con los nacionales. La eligieron consejera municipal en Saint-Denis d’Anjou (oeste de Francia) cuando tenía 21 años. Luego, se afilió al UDI (centroderecha) en 2015 y trabajó como asistenta parlamentaria para esa formación en el Senado y la Eurocámara.

La guerra de Ucrania polariza el debate

"Desde el otoño, en el partido de Macron pensaban en un dirigente joven y político de profesión para liderar la lista de las europeas. El nombre ideal que les venía a la cabeza era el de Attal, pero entonces estaba en el Ministerio de Educación y no podían sacarlo de ahí", recuerda Bourmaud, muy bien informado sobre la toma de decisiones en el Elíseo. "Al final, Attal terminó en Matignon y él será el verdadero cabeza de lista, mientras que Macron ejercerá como director de campaña. El rol de Hayer resultará más bien anecdótico", añade este reportero político.

Las europeas aparecen en Francia como el clásico escrutinio de medio mandato, que puede desembocar en un voto de sanción. Consciente de ello, Macron pretende remontar la situación situando la guerra de Ucrania en el centro del debate. Es una de las razones de su escalada declarativa en las últimas semanas, ejemplificada con su "ambigüedad estratégica" respecto al envío de soldados en territorio ucraniano. Esta semana ha recibido en el Elíseo a los líderes de los principales partidos, así como los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, para hablar sobre el conflicto. Y la semana que viene habrá un voto en la Asamblea Nacional sobre el aumento, hasta 3.000 millones de euros este año, en la ayuda militar a Ucrania.

"La guerra permite establecer una clara línea de separación, entre los que están con Occidente o con Putin (presidente ruso)", afirma Bourmaud. Esta estrategia no solo busca polarizar el debate interno galo, sino también movilizar al electorado macronista para las europeas, en que se puede registrar una elevada abstención. Tanto Macron como Attal se la juegan el 9 de junio. Un mal resultado no solo podría representar el inicio del final de la presidencia del dirigente centrista, sino también menoscabar las ambiciones del primer ministro de suceder a su mentor.