Entrevista

Pablo Semán, antropólogo y sociólogo: "Milei le puede enseñar a la ultraderecha española a ser masiva"

El autor publica en España 'El ascenso de Milei. Claves para entender la derecha libertaria en Argentina' (Siglo XXI), donde reúne textos de investigadores que alertaron de la posible llegada de la ultraderecha al poder antes de la victoria del actual presidente

Pablo Semán, en una imagen facilitada por la editorial.

Pablo Semán, en una imagen facilitada por la editorial. / SIGLO XXI

Abel Gilbert

"No digan que no hemos avisado", podría haberse llamado el libro que el sociólogo y antropólogo Pablo Semán ha publicado en Argentina en calidad de autor y compilador, y que reúne trabajos e indagaciones de varios investigadores que alertaban a los gritos sobre la posible llegada al poder de la ultraderecha. Quizá ese toque de atención no habría cambiado el rumbo de los acontecimientos: la profunda crisis económica y política de este país anunciaba un cambio de ciclo inexorable. Está entre nosotros agotó numerosas ediciones. Miles de lectores se abalanzaron sobre sus páginas para entender lo que había sucedido. Semán se ha convertido en una voz ineludible de una realidad que provoca perplejidad global y que, no descarta, podría replicarse. Ahora, Siglo XXI edita el mismo trabajo en España con otro título El ascenso de Milei. Claves para entender la derecha libertaria en Argentina.

¿Cómo ha pasado Javier Milei de las tertulias televisivas a sentarse en la silla presidencial en tan poco tiempo? ¿En qué momentos llegaron a vislumbrar que eso no sería descabellado?

Habría que retroceder en el tiempo, al menos hasta 2008, cuando el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tuvo un fuerte enfrentamiento con los productores agropecuarios que se conoció como "la crisis del campo" y dividió con intensidad las aguas entre simpatizantes y adversarios de la presidenta. Por entonces detecté que algo distinto empezaba a suceder. Hacia 2012, la situación ya era desesperante de tan visible. Pero el kirchnerismo, con su sesgo progresista encerrado en sí mismo, no lo registraba. Intuí que todo lo que esa fuerza dejaba afuera se iba a agrupar en su contra. Mirábamos además las expresiones de máxima radicalidad que reunían en Europa a todas las derechas. Nadie nos prestó mucha atención cuando dijimos que un nuevo sujeto político podía nacer.

Y nació. Además de las afinidades, rencores y anhelos que se tradujeron en votos a favor de Milei hay otros factores como el económico y los cambios en la percepción del papel del Estado y el trabajo, según se desprende de las conclusiones del libro.

El modelo productivo que distinguió a este país por sus condiciones de inclusión estalló en 1975. Pasaron luego la dictadura, entre 1976 y 1983, la crisis hiperinflacionaria de 1989, el desastre económico y financiero de 2001. Vinieron algunos años excepcionales y desde 2012 se desencadenó un proceso de estancamiento e inflación, con el consiguiente aumento de la pobreza, la precarización de las capas medias y el trabajo informal. Debemos mencionar a su vez otros factores, como las trasformaciones en el universo digital y su impacto en la política. Por último, la enorme amargura de votantes peronistas o antiperonistas con las frustraciones acumuladas.

¿A eso habría que añadirle los efectos sociales de la pandemia?

La circulación del virus coincidió con el cambio de ponderación positiva del papel del Estado. Reconozco que al comienzo de la pandemia pensé, y no estaba solo en esa hipótesis, que sucedería lo contrario por la intervención de las instituciones en la crisis sanitaria. El largo confinamiento hizo, sin embargo, estragos en el sector informal de la economía, cuestionado a su vez por atentar contra la salud pública. Otros hechos suscitaron un fuerte desprestigio del Gobierno de Alberto Fernández, como las fotografías de una velada en la residencia presidencial en plena restricción a la movilidad social. La pandemia nos permitió constatar que una candidatura presidencial libertaria dejaba de ser inverosímil.

En el libro se pone énfasis en las trasformaciones en el mundo laboral, con el teletrabajo de hombres y mujeres aislados y con una desconfianza compartida en los antiguos modos de progreso social, al amparo del Estado, eso que denominan "mejorismo", una manera de pensarse en unidades económicas que creen bastarse a sí mismas.

Con un mercado informal tan grande, donde se extiende lo que llamamos la "autooptimización del yo", no podía reproducirse la experiencia peronista de los años 50, basada en la ampliación de los derechos sociales. Hay además una mutación histórica que se da en Occidente en relación con el Estado: contiene y abarca menos. Las subjetividades van a su vez más rápido que ese Estado. Lo que el progresismo argentino no contempló es que aquí podía suceder lo que había tenido lugar en otros países. Desde ya que lo que pasa en Argentina no solo reflejo de una ola mundial. La crisis del Estado ocurre en todo el mundo. Pero no son las mismas respuestas a los mismos problemas. Lo que ocurre ahora con Milei tiene un denominador común con Brasil y en parte con Colombia y Chile. En Europa existen otros topes institucionales y puede reaccionar de manera distinta frente a los desbordes. En la región, y sobre todo Argentina, el conflicto político que permitió la emergencia libertaria está muy anclado en la crisis económica. Sí, es cierto, Milei es machista, misógino, y hay libertarios que lo son, y eso puede adquirir más relevancia. Pero los principales reclamos de los que le votaron no tienen que ver con cuestiones de migración y género. El conflicto central es económico. El problema de la inflación estructura a esta sociedad. Se devora todo. Se discute el mismo problema cada vez más agudizado.

¿Qué otro rasgo ha distinguido a Milei de Donald Trump, Jair Bolsonaro o lo que sucede en Europa?

Estamos ante una derecha mucho más radical y con voluntad de acelerar los cambios. Esa sería la singularidad de un fenómeno global.

En medio de un avance sostenido del dengue, que ya mató a 109 personas e infectado a casi 160.000 personas, la ausencia de políticas públicas de prevención no parece haber alterado la prédica antiestatal de Milei...

Es que el Estado es un aparato que se quiere desmontar como nunca antes y con una enorme hostilidad hacia su papel histórico.

¿Hasta dónde pueden llegar los cambios?

Argentina es diferente a lo que sucedía en 2023. Por otro lado, este es un país de extremos. Lo estamos comprobando. ¿Quién se iba a imaginar que los comandantes de la última dictadura iban a ser juzgados y que, seis años más tarde, se iniciaría un proceso neoliberal con un presidente peronista, Carlos Menem? ¿Quién se atrevía en los años 90 a predecir que una década más tarde tendría lugar un antimenemismo brutal? Milei continua una saga y lo hace con su propia capacidad hiperbólica. Este es un país de entusiastas transitorios. Habrá que ver si el presidente consigue sus objetivos y si eso no ocurre cómo cambia la predisposición de quienes lo respaldaron. Pero atención: el antikirchnerismo es la gran fuerza en este país.

Por lo pronto, Milei devino una figura internacional que se atreve a aleccionar a los grandes empresarios en Davos. Un reverso de la figura del papa Francisco.

Un argentino que quiere explicar cómo funciona el mundo y no es pontífice. Milei se constituye en una figura internacional porque sintoniza con una dinámica sociocultural más específica y no hay líderes políticos así. Hasta Trump, Bolsonaro e incluso Meloni tienen una oreja puesta en las estructuras tradicionales de sus países. Milei es diferente. La sociedad se transformó, eso no se vio y apareció él.

¿Qué es replicable de este fenómeno en España?

Las principales contribuciones de Milei a las derechas mundiales son ser ganador de elecciones en un país difícil. Eso le convierte en ejemplo y en ícono. En segundo lugar, hay algo que hace Milei que puede ser efectivo en España: que los libertarianos argentinos decidieron ser masivos. Vox, creo, tiene cierta propensión aristocrática que Milei carece. Puede ser que comunique eso a ciertos españoles y les estimule a querer crecer más rápido. No hay que descartar que Milei termine escribiendo un manual a Vox.