Estados Unidos

De Vietnam y el 'apartheid' a Gaza: los campus de EEUU, de nuevo en la línea de frente político

En Columbia ha prendido la mecha de una protesta que se extiende ya por más de 50 universidades y divide a republicanos y algunos demócratas

Los casos de agresiva represión policial siguen una estela de dos décadas de dura persecución al movimiento estudiantil propalestino

Acampada propalestina en la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos)

Acampada propalestina en la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) / Europa Press/Contacto/Liu Yanan

Idoya Noain

El 17 de abril, aprovechando que la presidenta de Columbia y otros líderes de la universidad estaban en Washington testificando ante el Congreso, estudiantes involucrados en el movimiento propalestina montaron un "campamento en solidaridad con Gaza" en medio del histórico campus del alto Manhattan. Llevaban meses planificando la acción, una de las más organizadas entre las numerosas protestas y manifestaciones estudiantiles realizadas desde que Israel abrió la guerra en Gaza en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, un conflicto que ha dejado ya más de 34.000 palestinos muertos y una dramática crisis humanitaria.

Los acampados habían estudiado antecedentes. Tenían la referencia de 1968, cuando se ocuparon varios edificios en el prestigioso centro académico de la Ivy League en protestas contra la guerra de Vietnam. Tenían también la referencia de mediados de los años 80. Entonces el movimiento estudiantil contra el 'apartheid', que llevaba tres décadas organizándose, logró con sus movilizaciones que triunfara su llamada a la "desinversión" de Columbia en cualquier negocio que beneficiara al régimen de Sudáfrica, lo mismo que ahora los estudiantes piden para empresas que sostienen las operaciones militares de Israel.

La respuesta de la presidenta de Columbia, Nemat (Minouche) Shafik, también encontró ecos en el pasado. El día 18 instó a la policía a entrar en la universidad para desmantelar la protesta, como en 1968. Hubo más de 100 arrestos, suspensiones y otras medidas disciplinarias. Pero horas después el campamento volvía a estar ahí. Y ahí sigue.

Es más. El intento de represión en Columbia sirvió para que prendiera una mecha de solidaridad, organización y movilización que se extiende ya por más de 50 universidades de más de 25 estados y de forma global con protestas en lugares como Francia, Australia o el Reino Unido. En casos como el de la Universidad de Texas en Austin, Emory en Atlanta o la Universidad del Sur de California en Los Ángeles se han vivido episodios de brutalidad policial contra estudiantes, profesores, observadores legales o periodistas. Y los campus de EEUU vuelven a situarse en la primera línea de un frente político.

"Estos estudiantes están empujando a todo el país a tomarse la situación de los palestinos de una forma en que los estadounidenses no siempre han hecho en el pasado", analiza en una entrevista telefónica Angus Johnston, historiador del activismo estudiantil en EEUU y profesor en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Ese es uno de los sistemas públicos donde también han llegado las protestas, que han dado nuevo vigor a un movimiento que en los últimos siete meses ya se había expresado en más de 8.000 protestas propalestinas en más de 850 ciudades y pueblos de EEUU, según datos de investigadores de Harvard y la Universidad de Connecticut.

Un movimiento perseguido

A Johnston le ha sorprendido, por una parte, la agresividad de la respuesta administrativa y policial en algunos casos. "Si miras al final de los años 60 los estudiantes lanzaban piedras a la policía, ocupaban edificios administrativos durante semanas, quemaban instalaciones... No estamos viendo nada del estilo de esas tácticas extremas y violentas de los estudiantes hoy, se comportan de una forma bastante contenida y, sin embargo, vemos arrestos masivos, estudiantes y facultad abusados por la policía... Es muy extraño", dice.

Lo es menos, no obstante, si se enmarca en el trato que ha recibido en las últimas dos o tres décadas el movimiento estudiantil propalestino en EEUU. "Durante mucho tiempo ha sido verdad que si quieres protestar en el campus y no ser arrestado lo último que quieres hacer es manifestarte a favor de los derechos de los palestinos", explica Johnston. "Organizaciones que siguen la libertad de expresión en los campus llevan viendo tiempo que ha sido mucho más probable que fueran arrestados o que se les impusieran castigos disciplinarios más duros que a los que se movilizan por otras causas".

A Johnston tampoco le extraña la respuesta dada la situación política en EEUU. "El Partido Republicano está muy unido en su posición pro-Israel y antipalestina y por eso trata de cerrar las acampadas por razones ideológicas, ofrece una respuesta agresiva y va a tratar de sacar puntos políticos", analiza. "Los demócratas, mientras, están pasando apuros para pensar qué hacer y decir. Hay una enorme división generacional particularmente visible en el ala izquierda del espectro político. Y aunque para la gente joven sus reclamaciones son de sentido común, otros ven las críticas a la política israelí como algo muy radical y antisemita", dice.

Un paso atrás

Los republicanos, antiguos alumnos y grandes donantes insisten en denunciar el supuesto antisemitismo rampante en las protestas (que pese a algunos episodios no es dominante) y presionan en universidades de élite para la réplica con mano dura (algo que también hizo esta semana desde Israel Binyamín Netanyahu). Pero Johnston cree que, "conforme el movimiento se hace más grande y la facultad se une en defensa de los estudiantes, la oportunidad de dar un paso atrás y alejarse de una respuesta policial violenta se hace más obvia".

Es algo que ya pasó en muchas universidades durante las protestas de Black Lives Matter, cuando muchos administradores fueron "precavidos" en su respuesta porque "no querían que se les viera realizando arrestos masivos de estudiantes negros que peleaban por la justicia racial". Pasó también cuando hubo protestas de mujeres contra el acoso y las agresiones sexuales en los campus. Se ha empezado a ver esta semana en centros públicos como CUNY y otros de élite como Berkeley o el MIT. Y este viernes el liderazgo de Columbia anunciaba que "de momento" no volverá a convocar a la policía y apostará por continuar las negociaciones con los acampados. Lo contrario, según un correo enviado por Shafik, "sería contraproducente, incendiaría más lo que está pasando en el campus y llevaría a nuestras puertas a miles que amenazarían nuestra comunidad".

Lo que está por ver es cómo evolucionan las protestas de los estudiantes una vez que acabe el curso académico. En verano los jóvenes podrían sumarse a manifestaciones que ya se están organizando durante la convención republicana en Milwaukee en julio y, sobre todo, la demócrata en agosto en Chicago, otro lugar donde resucitan fantasmas de 1968, cuando la policía reprimió brutalmente las protestas contra Vietnam durante el cónclave demócrata. Y el 5 de noviembre hay cita con las urnas en unas elecciones presidenciales en las que Joe Biden afronta un voto de castigo por mantener su apoyo militar a Israel.