El director general de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, Francisco Pérez Urban, aborda la situación de la lucha contra los expolios arqueológicos en la comunidad.

--Hace unos años era muy típica la imagen de aquel que buscaba piezas arqueológicas con su detector de metal. ¿Sigue siendo una práctica habitual?

--La imagen que tenemos del expoliador es la de este sujeto que armado con un detector de metales se dedica a recorrer los yacimientos tratando de encontrar algún tesoro. Aun así han intentado trasladar que les interesan la arqueología y el patrimonio, que persiguen explorar la mayor riqueza de nuestra región. Evidentemente eso no es así.

--¿Cómo ha evolucionado este problema últimamente?

--En los últimos años esa combinación de la normativa autonómica y la colaboración con el Seprona está dando muy buenos resultados. Es raro el mes que no hay una o dos operaciones en las que se identifica a detectoristas de metales. La mayor parte de las veces lo que se encuentra carece de interés y no hay constancia en los últimos cuatro años de ninguna actuación que haya supuesto un daño importante para el patrimonio. De hecho, no hay ningún yacimiento de los que tenemos identificados y recogidos en carta arqueológica que haya sufrido expolio de forma intensiva. Lo importante no es tanto lo que se está recuperando en esas operaciones como que se demuestra que ya sea por la presión a que están sometidos o porque ha disminuido la preparación de los detectoristas --Extremadura se ha convertido para ellos en un terreno bastante complicado-- los índices de expolio son muy bajos. Lo que no ha bajado es la intensidad de la persecución.

--¿Cómo se explica este descenso en los expolios?

--Esto se debe a tres cosas, como son la normativa, la colaboración con el Seprona y la conciencia social. Creo que la gente ha entendido que el patrimonio es una cosa de todos y los extremeños entienden que lo que hay en el subsuelo de su territorio es parte de su riqueza y que se recuperará cuando se den las condiciones para su disfrute público. Dicho sea de paso, lo que se recupera en esas incursiones no tiene valor cultural. Una pieza expoliada no tiene valor cultural porque ese valor se lo da el contexto en el que esa pieza se encuentra y que ayuda a explicar un determinado yacimiento o un hecho histórico.

--¿Cómo trabajan estos denominados detectoristas?

--Normalmente los detectoristas que se dedican al expolio son siempre localizados en el entorno de los yacimientos, y gozan de una buena información cartográfica y arqueológica, supongo que porque todo está basado en un comercio ilícito que anima a estas personas a perseverar en el intento de encontrar alguna pieza que les dé beneficios.

--¿En qué se sustancia la colaboración con el Seprona?

--La colaboración la mantenemos en el nivel de información y comunicación. Ellos conocen las zonas más sensibles del patrimonio y tratan de estar pendientes de ellas en las medidas de sus posibilidades. Luego nos informan de las actuaciones que llevan a acabo, hacemos algunos intercambios formativos... lo que se espera de las Administraciones.

--¿Conoce ya la Junta el contenido y la repercusión de la ´Operación Vivo´?

--Yo he hecho esta mañana (por ayer) unas gestiones con el Ministerio de Cultura, con la Delegación del Gobierno y con el responsable de la brigada policial que ha coordinado la operación y creo que en breves fechas tendremos el informe policial. Esperamos que a través del Ministerio de Cultura nos lleguen los detalles de la operación para que podamos contrastar los extremos que tienen que ver con su repercusión en Extremadura.

--Supongo que lo más importante será saber si hay piezas robadas en Extremadura.

--Claro, lo importante es conocer el patrimonio arqueológico que tienen y saber, sobre todo, cómo lo han obtenido, si lo han hecho a través del expolio o a través del comercio.