Un respiro para los hipotecados y un desaliento para los promotores. Así podría entenderse la bajada del euríbor, tipo de interés al que se conceden la mayoría de las hipotecas en España, hasta un nuevo mínimo histórico en el sector inmobiliario extremeño. Y es que "por mucho que el euríbor baje no se estimula ningún tipo de recuperación del sector inmobiliario", explica el catedrático de Economía de la Uex, Ricardo Hernández Mogollón. Una situación que, asegura, contradice una de las leyes de la economía: la bajada del tipo de interés alienta la inversión. Y no la alienta por la "falta de liquidez" que existe en estos momentos.

Según Ana González, responsable del departamento financiero de Construcciones Mego, que comparte esta idea, aparte de las restricciones crediticias que causaron estragos en el 2008, con una fuerte caída de las ventas, la reactivación se ve lastrada por las cláusulas de algunas entidades "que establecen un suelo para el interés en los contratos de préstamos que suele ser alto".

MAS VISITAS Según su experiencia, este tope mínimo ronda el 4,5% o el 5% en algunas sucursales por lo que no atisba una pronta mejoría de la venta de pisos si esto no cambia y "si continúan mirando tanto al cliente". A pesar de todo, afirma que se está notando más movimiento en sus oficinas, "sobre todo ha crecido el interés en agosto porque la gente tiene necesidad de vivienda. Pero aunque hagamos un buen descuento por la carga hipotecaria, si el banco no se baja los pantalones, nos quedamos igual", sentencia.

Lo mismo opina Antonio Monleón, vicepresidente de la Federación de Asociaciones Promotores y Constructores de Badajoz. "La bajada del euríbor nos afecta muy poco a los promotores y compradores", explica. ¿Las razones?, las mismas: "Los bancos cuando conceden créditos si son en tipos fijos son altos y si son variables se firman con techos y suelos", cuenta.

Tanto Monleón como González aseguran que la concesión de hipotecas en la región se mantiene en las condiciones de meses atrás. "Ojalá la banca abriera el grifo a la actividad productiva", dice el catedrático, que como detectan promotores fuera de Extremadura está comenzando a suceder. Así lo afirma el economista Ricard Fernández, "la caída del mercado inmobiliario ha parado, aunque estamos lejos de la remontada. No hay tantas restricciones crediticias, pero los estratos bajos siguen sin tener acceso".

Pero aún hay más. La banca no quiere asumir riesgos, por lo que solo acepta clientes con rentas seguras y altas o medias-altas, pero necesita clientes, dice el director del máster en asesoría y consultoría inmobiliaria de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos. Ante esto busca nuevas formas de negocio que Antonio Monleón denuncia por suponer una clara competencia con el sector al que se dedica. "Muchas promotoras están cayendo porque no pueden pagar sus préstamos y el banco se queda con sus edificaciones al coste del capital pagado. Se están haciendo con un stock de viviendas a un precio baratísimo y las vende compitiendo conmigo. Es insostenible". Con ello coincide Hernández: "la venta de pisos se está convirtiendo en una actividad más del sector bancario".

Además, el catedrático alerta del peligro de los "enormes" márgenes que los bancos mantienen. "Les está costando el dinero 1% y lo están dejando a un 7% y eso es una barbaridad. En un panorama de deflación como en el que estamos podría desembocar en una crisis profunda en la que se dejarán de conceder créditos, como pasó en Japón hace años". Una crisis que afecta a los propios bancos y de la que se está recuperando el país nipón una década después. "En España podemos estar en ese camino y eso es dramático", avisa.

Para frenar esta situación "sin sentido común" que guía a la banca, Hernández asegura que es necesario el consenso solicitado por la Junta extremeña y un pacto al más alto nivel. Una situación que se extiende no solo al sector inmobiliario por la falta de concesiones sino a toda la actividad productiva.

Ante este panorama Mogollón pide consenso para reflotar la economía, que lleva dos años en crisis, y que tiene un alto potencial de crecimiento, para seguir la estela de otros países que ya comienzan a recuperarse, una realidad que en España aún no se atisba.