"Por los chavales, que están todo el día trabajando con pasión con los animales en el campo. Si no, yo ya me habría ido. Lo habría dejado". Jesús Pérez Escudero habla con un profundo desánimo. En su finca de El ochavo , en Coria, pastan hoy la treintena de toros cuatreños que viene mimando desde que nacieron --en el 2006--. Estos animales, en condiciones normales, deberían tener salida este año para los festejos taurinos que se celebren en cosos, plazas y calles de los pueblos extremeños y de otros municipios del país. Pero seguramente la mayoría de ellos no lleguen a abandonar estos pastos. "Las perspectivas que tengo son ninguna. Este 2010 lo veo más negro que el 2009. El año pasado a estas alturas ya tenía comprometidos 14 toros para ser vendidos; actualmente, cuatro".

Jesús teme que, como ocurrió con siete cuatreños del 2009, el grueso de estos treinta toros se queden otro año en la finca. Lo que constituye una ruina para el ganadero. La venta de esas siete reses, que ya tienen cinco años, le habría generado unos ingresos próximas a los 15.000 euros. Pero ahora los animales tiene difícil salida. Las figuras del toreo no quieren ni ver a los quinqueños (tienen mayor envergadura, más potencia, mayor cornamenta y más desarrollados los reflejos) y la legislación prohibe lidiar reses que sobrepasen esa edad. Su destino más probable es el matadero, donde apenas percibirá 300 o 400 euros por ejemplar. Con eso no cubre ni el gasto en alimentación de cada animal durante el último año: un toro consume 9 kilos diarios de pienso, lo que supone 3.300 kilos al año y un gasto de casi 1.000 euros (el pienso está a unos 50 céntimos por kilo). Además, de esos 7 sobrantes de la temporada pasada, solo quedan cinco; dos han muerto en peleas.

La situación de Jesús y su ganadería --Hermanos Pérez Escudero-- no es aislada. En el 2009 se lidiaron en Extremadura 2.490 reses, 345 menos que en el 2008, según datos de la Consejería de Administración Pública y Hacienda. La Unión de Criadores de Toro de Lidia, que agrupa a más de 300 ganaderías de España, estima que en todo el país la cifra se eleva por encima de los 2.000 ejemplares.

Solo en Extremadura hay más de 120 ganaderías dedicadas a la cría del toro bravo. Una de ellas es la de Elías Hernández, en Coria. "Nunca en la historia esto ha sido rentable. Un ganadero, cuando entra en el mundo del toro, sabe que necesita una fuente supletoria de ingresos para mantener la explotación. No conozco a ninguno que viva del toro", advierte Juan Carlos, que junto a su madre y su hermano gestiona esta ganadería.

Avala la reflexión Victorino Martín García, hijo de Victorino Martín: "el proceso completo de cría del toro, desde que nace hasta que lo vendes, te cuesta entre 4.000 y 5.000 euros mínimo por ejemplar. Y lo más habitual es que no consigas venderlo por encima de ese dinero. Esto es casi ruinoso, pero nos mueve una pasión". Juan Carlos, que fue el abanderado de la fiesta de los San Juanes de Coria --los encierros de mayor prestigio de la región--, dice que el precio habitual de estas reses está entre los 3.000 y los 5.000 euros. Las ganaderías más prestigiosas pueden llegar a duplicar o triplicar esa cuantía: "Compramos un miura por 9.000 euros para los festejos". Pero son casos muy minoritarios.

Crisis sobre crisis

Como en el resto de actividades agrícolas y ganaderas, la crisis no ha hecho si no agravar la difícil situación que ya afrontaba el sector. Aquí los costes de producción también se han disparado y, sin embargo, los precios de venta "siguen como hace 30 años", asegura Jesús Pérez, que además lamenta los altos costes que tiene un festejo taurino solo por exigencias administrativas. Solo el trámite burocrático puede llegar a suponer 1.800 euros y a eso hay que añadirle la contratación de veterinarios, directores de lidia, sanitarios, arquitectos que garanticen la estabilidad de la plaza, quirófanos... "Esto disuade a cualquiera".

En este punto, surge de nuevo la pregunta de si el sector estaba sobredimensionado. Los ganaderos consultados dicen "sí" con la boca chica. "Es cierto que hace un par de años había demasiada euforia, pero había las ganaderías que el mercado absorbía. Pero es que las que estaban hace 25 años, hoy producen el doble que entonces", advierte Eduardo Miura, presidente de la Unión de Criadores. Bajo su punto de vista, el 2010 seguirá siendo malo, aunque confía en que sea levemente mejor que el 2009. "Espero que se celebren unos 1.450 espectáculos --de lidia, no populares-- y que la reducción se quede en el 5%".

Entre las razones para el optimismo está que el 2006 fue un mal año de cría de becerros debido a la sequía. Esa generación de toros es en torno a un 40% menor de lo habitual, por lo que los 2.000 toros sobrantes en el 2009 pueden servir para compensar. Pese a ello, Miura prevé que haya explotaciones que echen el cierre: "No serán muchos, pero seguro que algunos no resistirán".