Un día. Es todo el tiempo que se ha necesitado en Albalá para plantearse, estudiar y dar el visto bueno a una candidatura para albergar en su término municipal un almacén de residuos nucleares. Sin visitas a Holanda, votaciones entre los vecinos, o consultas al Ministerio de Industria. Un pleno extraordinario urgente dio luz verde ayer a una iniciativa de la que, apenas un día antes, nadie había oído hablar en este pueblo cacereño. De los siete concejales del ayuntamiento cuatro aprobaron la moción, todos del Grupo Independiente Albalá (GIA) y tres la rechazaron, los dos del PP y el alcalde de la localidad, Jesús Pascual. Este último anunció después del pleno que, probablemente, dimitirá de su cargo: "Creo que ya no tengo sitio aquí", justificó. Al pleno asistieron varias decenas de vecinos, sin que se registrase incidente alguno. De hecho, la aprobación fue recibida con algunos aplausos.

Y si sorprendente fue la rapidez con la que se ha desarrollado en Albalá todo el proceso, no menos lo fue el motivo que lo ha originado. Lo comunicó el mismo alcalde al inicio de su intervención: "Las llamadas de la Agencia EFE a nivel nacional, ayer --por el jueves-- y anteayer, explicando que Albalá sería un punto con muchas posibilidades de albergar un ATC. Ante esta presión tan insistente, he querido convocar un pleno para que la corporación y las asociaciones se pronuncien sobre si queremos solicitarlo".

Antes de la celebración del pleno, tuvo lugar durante alrededor de dos horas una reunión entre los concejales y las siete asociaciones de la localidad (cultural, jóvenes, de amas de casa, caza, pesca, deportiva y de amigos del caballo) para debatir la candidatura. Y las posturas entre estos colectivos fueron mayoritariamente a favor de acoger la instalación. En la reunión también estuvo presente un representante de la Junta de Extremadura que aportó información técnica sobre el proyecto y expuso el posicionamiento --contrario-- del Ejecutivo autonómico.

La decisión tomada por el Ayuntamiento de Albalá se tomó casi al límite del plazo fijado por el Ministerio de Industria para presentar candidaturas, ya que éste expiró la pasada medianoche. Este municipio de la comarca de Montánchez entra así en una carrera en la que también competirán al menos otra decena de localidades españolas. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, pronosticó en julio pasado que habría "bofetadas" por quedarse con el ATC y parece que, finalmente, no ha ido muy desencaminado.

"No quiero que sea algo que lleve a mis espaldas ni que nadie me señale con el dedo por haber sido el alcalde de Albalá que aprobó que se instalase aquí un almacén de residuos nucleares", afirmó ayer Jesús Pascual, que justificó su postura en que no se puede tener garantía "al cien por cien" de la seguridad de estas instalaciones. "No quiero ser responsable en un futuro de que haya malformaciones congénitas o muertes y puedan achacarme a mí que vote a favor", concluyó el alcalde albalense, que se mostró partidario de buscar otras fuentes de financiación para impulsar la economía del municipio.

En cualquier caso, Pascual reiteró que ésta era "una postura personal" y que aceptaría democráticamente la resolución que se adoptase en el pleno, un respeto que, sostuvo, también deberán tener con ella tanto la Junta como el Gobierno central. Por su parte, su compañera de formación, Purificación Moreno, se mostró partidaria de la candidatura porque desea "lo mejor" para el municipio, mientras que el teniente de alcalde Joaquín Barrantes sentenció: "El pueblo está a favor y yo estoy con el pueblo".

¿QUIEN DIJO MIEDO? Y es que ayer entre los habitantes de Albalá predominaban las opiniones a favor de construir el ATC. Y la más que probable razón de ello es su tradición minera. Durante varias décadas se explotaron en la localidad unas minas de uranio en las que trabajaron muchos de sus vecinos. "Este pueblo tiene ya experiencia con la radiactividad. Y si hasta la fecha no ha podido con nosotros, no creo que la instalación de un cementerio nuclear vaya a hacerlo. Ni mucho menos. Lo que va es a potenciar el pueblo y la comarca", dijo Fructuoso Polo, concejal del GIA. "Este cementerio se va a instalar dentro de España, y lo que yo no quiera para este pueblo, no lo quiero para español alguno", remató Polo.