Dicen que las primeras veces nunca se olvidan, que siempre tienen un cariz especial. Ayer se cumplía un año de la manifestación histórica que tuvo lugar en Madrid para pedir un tren digno, los extremeños volvieron a salir en masa a la calle, esta vez en Cáceres, y como es de esperar, hubo diferencias. En la convocatoria madrileña la movilización fue mayor, el ambiente festivo inundó en todo momento la jornada y las proclamas reivindicativas de los asistentes se hicieron notar con intensidad. En la cacereña, la lluvia se apuntó a la cita desde primera hora y se quedó hasta el cierre, su presencia obligó a sacar los paraguas y se notó en el ánimo de los participantes, que marcharon sin hacer mucho ruido. Ante este panorama, echarse a la calle ayer tenía mucho más valor, y eso puntúa doble.

Como hace un año, el presidente del gobierno regional, Guillermo Fernández Vara, optó por el tren para desplazarse hasta el lugar de la convocatoria. A las 9.38 horas partió un talgo desde Mérida dirección Cáceres que compartieron periodistas, políticos, agentes sociales y viajeros en general. En el vagón número cuatro tomaron asiento algunos integrantes del Consejo de Gobierno, como Isabel Gil Rosiña y José María Vergeles. También estaban Encarna Chacón (CCOO), Patrocinio Sánchez (UGT) y Javier Peinado (Creex). «Casi siempre tengo algún problema al coger el tren. Es necesario que se ponga de manifiesto que aquí hay un problema porque para los usuarios que cogemos el tren con frecuencia supone muchas molestias», aseguraba María Lucas, una usuaria que iba en el tren.

Durante el trayecto no se percibió tanto entusiasmo como el pasado año cuando el destino era Madrid, pero al llegar a la estación de Cáceres, y sin incidencias para mayor satisfacción, la cosa cambió. Quedaba una hora y media para el inicio de la manifestación, así que había tiempo para el desayuno, para hacerse con una bandera impermeable y para que llegaran los extremeños que se habían desplazado en autobús. Finalizado este intervalo, los asistentes, paraguas en mano, fueron tomando posiciones para el inicio de la marcha en la avenida de Alemania. «Venimos para reivindicar un tren que merezca la pena y que no se quede tirado por el camino», afirmaba Pepe Murillo, que había acudido a la manifestación desde Los Ibores.

«Soy usuaria del tren que va de Cáceres a Sevilla. A veces no hay calefacción y en una ocasión entró agua dentro. Apoyo las reivindicaciones de mejoras para el tren, además reclamo mejores horarios y que sea más barato», expresaba la manifestante Matilde Fernández. Muchos de los asistentes, entre los que no abundaron los jóvenes, aprovecharon la jornada para visitar el Mercado Medieval de las Tres Culturas, algo que agradecieron los vendedores. «Ya está bien que no tomen soluciones. Fuimos a Madrid y ahora ha tocado Cáceres. Iremos donde haga falta para seguir reclamando un tren digno», subrayaba María Rita, de Valverde de Leganés, tras haber comprado unas castañas.

El agua deslució la jornada, pero la puso en valor, porque lo fácil era quedarse en casa y finalmente fueron miles los extremeños que, llegados desde todos los puntos de la región, volvieron a demostrar que la lucha por un tren digno es imparable, aunque haya que mojarse.