«Yo era por un lado el máximo responsable de la UGT en la provincia de Badajoz y por otra parte tenía escaño con el PSOE en el parlamento extremeño. Suponía una esquizofrenia porque desde el sindicato estábamos organizado una huelga contra mi partido, pero es que yo no estaba para nada de acuerdo con las políticas que se estaban llevando a cabo. Entonces, el 1 de diciembre de 1988 renuncié a mi escaño. Había muchos compañeros en mi misma situación, pero lo que hicieron fue quedarse en el partido y en la UGT, y desde el sindicato intentaron por todos los medios boicotear la huelga», cuenta Miguel López, que también participó en los piquetes informativos de Badajoz.