«Al principio resultó un poco raro porque fue como un anuncio repentino, de un día para otro. El domingo no pasaba nada, el lunes fuimos a clase tan normal y de pronto hay un comunicado de que se cancela toda la actividad educativa». Habla Elena Mora, una joven de la localidad pacense de Olivenza de 19 años que estudia Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación (en inglés) en la Universidad Autónoma de Madrid.

Vive en una residencia de estudiantes y la gran mayoría de sus compañeros, casi todos de fuera de la comunidad de Madrid, se han marchado a sus respectivas casas «tomando las medidas de higiene que necesitamos», aclara. Otros compañeros dejarán la capital madrileña en breve.

«Hay que ser responsable»

«Lo normal es que nos vayamos y esperemos a que se vuelvan a recuperar las clases para volver a la residencia», subraya. Está previsto que la rutina regrese el 26 de marzo, cuando se abrirán de nuevo las aulas.

Más allá de las consecuencias académicas, esta joven se muestra convencida de que las medidas tomadas son oportunas y hay que cumplirlas. «Entendemos la situación, entendemos que se cancelen las clases y que se cierre la universidad», afirma.

«Somos conscientes de que debemos que ser responsables y, por ejemplo, intentaremos evitaremos salir a la calle en los próximos días, es lo que tenemos que hacer», indica.