Bañador, cepillo de dientes, toalla, crema y a cerrar la maleta. El verano ya está aquí y con él, para los más afortunados, las vacaciones. Las agencias de viajes colocan sus mejores ofertas en los escaparates y esperan que la temida palabra 'crisis' no disuada a los posibles viajeros. Los emeritenses viajan este año menos días, entre cinco y siete, pero no dejan de hacerlo. Se gastan una media de 850 euros y se quedan en España, en busca de playa. Huelva, Málaga y Cádiz son los destinos más demandados, pero prácticamente toda la costa sureña y las islas son del agrado de los consumidores. Eligen la primera semana de septiembre para marcharse, que coincide con las fiestas locales, y no reservan sus vacaciones con antelación como hacían antes. Ahora prefieren esperar en busca de ofertas de última hora.

No es un secreto que la crisis ha hecho mella en el turismo. La demanda cayó notablemente en el 2011, pero desde ese verano, las agencias aseguran que se ha mantenido ya que las diferencias son mínimas entre un año y otro. Aunque el factor económico ha sido determinante, otro de los condicionantes a la hora de coger la maleta es Internet. Muchos, sobre todo los jóvenes, ya compran sus billetes y reservan alojamiento sin necesidad de acudir a la agencia de turno en busca de asesoramiento. Los agentes, alegan que ir a una empresa especializada te da más seguridad y confianza.

El perfil del usuario es el de una familia de mediana edad con dos hijos que busca una ciudad costera para relajarse durante una semana, y que contrata pensión completa, más económica en la relación de precios que la media pensión.