Hoy la política es una profesión muy rentable. Antes el joven, si era de letras, hacía oposiciones a notario, registrador de la propiedad o abogado del Estado. Si se inclinaba por las ciencias, estudiaba 'teleco'. Otros hacían medicina, veterinaria, periodismo, filosofía y letras o profesor. Ahora para ser político no hay que hacer ninguna carrera. Se aprende con los años y cada vez están más años. No hace falta estudio alguno ni oposiciones. Nada. Solo tener ganas de servir a la ciudadanía, al pueblo, luchar por sus reivindicaciones y hacer de tu vida un ejemplo de sacrifico.

La política es un arte y hay artistas en la política que son capaces de convertir el agua en vino. Es una profesión rentable y bien remunerada. A la pregunta de por qué estaba en política, me decía un conocido político extremeño: "¡Por dinero!". Fue rotundo y por lo menos, honrado en su respuesta. La mayoría responde que "vale quien sirve, y servir es un honor". De la política nadie se quiere jubilar, y lo curioso es que no hay ninguna reglamentación que de unas normas para la edad de retirarse. Impasible ante el desaliento.

Hay políticos que se han llevado 30 años en las Cortes españolas. El expresidente de la Asamblea de Extremadura, Federico Suárez , en una entrevista que le hice en televisión me comentó que la política era ya una profesión. Llevaba razón. Hasta en el más pequeño pueblo, algunos alcaldes tienen su sueldo. Lo de los concejales es otro cantar. Los liberados cobran una cantidad más que suficiente para vivir y además tienen móvil gratis...

Cuando se ganan unas elecciones es como cuando a un burro le quitan las albardas: se queda relajado, tranquilo y pensando en qué va a hacer cuando tome el mando. Antes, todos queríamos ser algo importante en el mundo de la cultura o del deporte. Hoy todos queremos ser políticos. Esto me recuerda al doctor Francisco Cartagena , cuando alguien comentaba en la partida de mus: "En casa somos una piña, nos llevamos de maravilla", él con cierta sorna soltaba: "¿Han recibido la herencia?" Y los hay buenos, bonitos y baratos.