Más de seis años han pasado desde que los socios del Liceo emeritense acordaran la venta de su histórica sede al oftalmólogo José Antonio Lillo. En marzo de 2011, coincidiendo con el 110 aniversario de la institución, se ratificaba en Asamblea General Extraordinaria los términos del acuerdo que se había alcanzado previamente con el comprador. La idea inicial de Lillo era adaptar el edificio para albergar parte de su importante colección de obras de pintores extremeños o instalar una clínica privada, sin embargo, finalmente ha decidido alquilar el inmueble a alguna empresa o particular.

Los viandantes que a diario recorren la calle Santa Eulalia, a la altura del número 41 donde se ubica el edificio, pueden comprobar desde hace unas semanas que en la puerta del Liceo cuelgan dos carteles que anuncian su puesta en alquiler, acompañados del correspondiente número de contacto. Según ha podido saber este diario, Lillo descarta por el momento darle un nuevo uso al inmueble, de ahí que haya optado por la opción del alquiler.

Cabe recordar que el acuerdo económico suscrito por los socios y Lillo se cifró en su momento en 1.225.000 euros, una cantidad que estaba por debajo de su valor de mercado. Sin embargo, era suficiente para afrontar la deuda de 850.000 euros que venía arrastrando la institución, ya que garantizaba su continuidad evitando así el embargo de sus bienes y su posterior subasta pública.

El Liceo de Mérida llegó a tener 3.000 socios, pero en 2011 contaba con apenas 250, quienes utilizaban la institución como lugar de encuentro para jugar a las cartas o al dominó, al tiempo que también se realizaban clases de baile y charlas.