Los padres de 31 alumnos con necesidades especiales del colegio Giner de los Ríos no se van a quedar de brazos cruzados ante la decisión de la Consejería de Educación de eliminar una de las dos plazas de Audición y Lenguaje (AL) que tenía el centro. Tras la denuncia recogida por este diario y después de que Educación haya respondido que el colegio no necesita más especialistas, sino que lo que debe hacer es reorganizar el horario de los que ya tiene, las familias afectadas inician una campaña para recoger firmas a través de «todos los medios que estén a nuestro alcance» para pedir que se mantenga el número de especialistas con los que contaban, al considerar que estos «son imprescindibles para la correcta educación» de sus hijos.

«Seguiremos realizando todas las acciones que sean necesarias para hacer ver al conjunto de la ciudadanía el problema que estamos padeciendo y hasta que nuestras reivindicaciones sean atendidas», advierten. Cabe recordar que la Inspección Educativa señaló que en el horario proporcionado por el centro, el AL dedica cada periodo a la semana a un único alumno cuando en el caso de los alumnos con «mayores necesidades» la ratio es más alta, lo que no le parece «normativo ni pedagógico». Puso como ejemplo la orden que regula las aulas abiertas especializadas, que fija una ratio de 3-4 niños con trastornos graves, y la instrucción para el colectivo de auxiliar técnico educativo (ATE), con un profesional para cada seis niños. La Inspección concluyó que los docentes especialistas deberán ampliar la ratio para que dediquen sus hasta 75 horas semanales a estos 31 alumnos, por lo que se ha pedido al centro que elabore un nuevo horario de atención por niveles y etapas para reagrupar a los escolares, ya que «23 horas de dedicación serán suficientes». 

«Es mucha casualidad que se haya eliminado el AL el año en que se ha jubilado la persona que ocupaba ese puesto en la plantilla funcional, porque durante más de 10 años se ha visto necesario que hubiera dos en el centro. Si dicen que ahora no se cumple la norma, entonces desde la Junta llevan muchos años incumpliéndola. ¿Por qué no han eliminado antes al especialista?», se pregunta Sandra Moreno, portavoz de las familias y madre de Manuel, un alumno de cuatro años con autismo.

Moreno considera que si en el centro está establecido un protocolo covid con aulas burbujas, no se puede reagrupar a los niños, además de que «un pedagogo terapéutico hace su trabajo y no puede hacer el de un AL». «Parece que tanto nosotros como nuestros hijos debemos estar luchando siempre simplemente porque tienen una condición diferente a lo que la sociedad define como normal», lamenta. En la Comisión de Educación de la Asamblea, la diputada popular María del Pilar Pérez preguntó ayer por esta cuestión al director general de Innovación e Inclusión Educativa, Juan Pablo Venero, quien rehusó entrar a valorar este asunto en concreto.