un punto de encuentro en el centro de la ciudad y una parada muy agradable en mitad del ajetreo

Leo, del videoclub El Paraíso del Disco al quiosco de la Puerta de la Villa en Mérida

Toda una vida recomendando películas, repartiendo prensa y vendiendo golosinas 

Leonardo Naharro despachando golosinas en su quiosco de la Puerta de la Villa.

Leonardo Naharro despachando golosinas en su quiosco de la Puerta de la Villa. / JORGE ARMESTAR

Leonardo Naharro Sánchez, más conocido en Mérida como Leo, nunca se imaginó que acabaría trabajando como quiosquero, después de dedicarse durante unos cuantos años recomendando películas en el videoclub El Paraíso del Disco (ubicado en la calle Santa Eulalia), pero las vueltas que da la vida le han hecho cumplir ya más de tres décadas detrás del mostrador de las profundidades de su refugio, parapetado tras periódicos, revistas, gominolas, cromos, chicles, refrescos..., Leo observa el paso de la vida en la Puerta de la Villa como el espectador de un cine. «Para regentar un quiosco de prensa es fundamental tener muchísimo amor por los espacios reducidos», explica Naharro.

Naharro revela que el secreto para mantener un negocio durante tantos años es dedicarle «mucho tiempo y esfuerzo», apunta con una sonrisa. Además de trabajar todos los días del año y madrugar cada mañana, su despertador suena a la misma hora que cantan los gallos. El afable quiosquero destaca a El Periódico Extremadura que «es fundamental tratar bien a los clientes y molestarse en conocerlos. Si no fuera por ellos, no estaría aquí ahora».

Un experto en películas.

Un experto en películas. / El Periódico

Después del videoclub se trasladó a un quiosco que estaba situado a escasos metros del que regenta actualmente, donde también pasó un tiempo inolvidable y lleno de anécdotas en el que ha visto llegar e irse decenas de comercios. «Mis clientes son más bien amigos, muy fieles, hay quienes me han comprado desde el primer día en la calle Santa Eulalia. Han sido tantos años que hemos creado una bonita amistad, allá por donde voy estoy saludando a gente», manifiesta Leonardo Naharro. Pero aquí no acaba la historia: «Toco la guitarra eléctrica desde que era adolescente... Llegué a formar parte de una banda con los amigos», rememora.

Tocando la guitarra eléctrica.

Tocando la guitarra eléctrica. / El Periódico

Por, su experiencia ¿cuál es el gasto medio en chucherías de los emeritenses en un quiosco? «Si el muchacho es más pequeño y viene solo, un euro normalmente; si le acompañan los padres, entre dos y tres; pero si se llevan a los abuelos allí ya no hay filtro», bromea con una carcajada Leo desde su céntrico quiosco, un punto de encuentro en la capital extremeña y una parada agradable en mitad del ajetreo.

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