de su madre, Isabel, aprendió el arte de cocinar

Un concejal entre fogones en Mérida

Miguel Valdés, portavoz municipal de Por Mérida Siempre, regenta también el restaurante Las 7 Sillas, un local que cuenta con una amplia carta y que está ubicado a un paso del Teatro Romano

Miguel Valdés, responsable del negocio, flamea verduras en la sartén.

Miguel Valdés, responsable del negocio, flamea verduras en la sartén. / JORGE ARMESTAR

Es uno de los rostros más conocidos en el ayuntamiento. Lidera la formación política Por Mérida Siempre y está al frente del restaurante Las 7 Sillas, ubicado a pocos metros del Teatro Romano. Se trata de Miguel Valdés. A nivel político posee una amplia trayectoria y sigue trabajando todos los días para «cambiar la vida de la gente a mejor», pero ahora también ha dado un salto a los fogones de su local entre los que se mueve con gran soltura y buen hacer.

Se considera un amante de la buena cocina. «Hago unos platos caseros y sencillos, como los que aprendí de mi madre, Isabel. Cocinar es relajante en casa, en el trabajo no lo es siempre, y eso lo tiene que saber la gente», explica Valdés a El Periódico Extremadura. Esa forma de trabajar, como si no lo estuviera haciendo, y su respeto y atención a sus compañeros y clientes por igual, le define perfectamente. Aunque al margen de estos ingredientes, el plato principal de Miguel se cocina sobre tres fuegos: la formación de los jóvenes emeritenses, la industrialización de la ciudad y atraer un turismo de calidad para impulsar la capital.

Compaginar la tarea de concejal con regentar un negocio no será una labor complicada para Miguel Valdés. «Con calma, entusiasmo y trabajo todo se puede conseguir. Me considero una persona que escucha a los demás», señala sentado en una mesa de su restaurante. Una tranquilidad que envuelve al comensal que visita el local, con un comedor que presenta una cuidada decoración y una variada carta.

Lo consiguen, con una cocina que aúna lo contemporánea con lo tradicional. Un toque moderno pero que evita disfrazar sabores: las carnes, los pescados o los postres. «La gastronomía es igual o más polémica que la política», subraya con una carcajada Valdés. Si otra profesión podemos añadirle a este concejal-cocinero es la de psicólogo. Prueba la comida, ve cómo trabaja su equipo y detecta los problemas al vuelo. ¿Y con quién se desahoga Miguel Valdés?. «Yo con mi familia y amigos», finaliza con una sonrisa y convencido de que la discreción es una parte importante de su oficio.