EN MI ATALAYA

La zona roja de Mérida

Imposible aparcar el coche en el centro de la capital extremeña sin pagar el aparcamiento

Imagen de la Rambla Mártir Santa Eulalia, en Mérida.

Imagen de la Rambla Mártir Santa Eulalia, en Mérida. / EL PERIÓDICO

Rafael Angulo

Rafael Angulo

El otro día fui a Villanueva de la Serena (también llamada de Gallardo) a una Misa de difunto, la Iglesia se llama San Antonio y está en el centro. Dejé el coche al lado mismo en unos aparcamientos públicos gratuitos; lo voy a repetir por si no me he expresado bien: gra-tu-i-tos. Una vez por semana, por lo menos, voy a Badajoz con mis nietos, no es muy difícil encontrar sitio para aparcar por el centro pacense, gratis. No hay zona azul. También tienen aparcamientos en Menacho, pagando, el que quiera, no obligatoriamente por... qué sí. En Almendralejo, sin problema y sin parné.

Dicen que el pagar en la Bimilenaria no lo puso ARO sino uno anterior, bueno, pero convendrán conmigo que la ha mantenido, por un contrato casi eterno o por lo que sea, pero aquí pagamos (los de siempre). Supongo que habrán valorado la que se nos viene encima con la plataforma esa que van a ampliar y que, veremos, si hay que compensar las pérdidas para los azules, veremos, pero como algo se ponga a salir mal, sale, así que me veo a Publio Carisio de pago y no es por dar pistas pero de algún lado tendrán que salir los atracos.

Después dirán que Mérida es una ciudad tan única e increíble que lo tiene todo y no tiene nada, incluyendo en la nada las plazas de aparcamientos (gratuitos) que creo que yo no veré hasta el fin del mundo. ¿Qué cuándo es el fin del mundo? Pues el día que yo me muera, supongo. Con todo, lo que resulta chocante es la abulia ciudadana emeritense para protestar por los aparcamientos, como si aquí no pasara nada (de nada) esperando que este desaguisado se arregle solo, puesto que cuanto mayor sea, más próxima estará la solución a esta zona que, más que azul, es roja. Zona roja.

Como suele decirse, o por lo menos lo decía un tal Cervantes, que un mal llama a otro y que el fin de una desgracia suele ser principio de otra mayor, ya solo falta que descienda el Mérida (AD, please) por huida de Markitos. Así que valete vos viatores, hasta luego caminantes.