Tiene 55 años y hasta que se descubrieron los hechos era una persona normal, sin antecedentes penales. Sin embargo al menos durante seis años de su vida (entre 2006 y 2012) se dedicó a engañar en internet a niñas menores de trece años para que le enviaran imágenes desnudas. Ayer iba a ser juzgado en la Audiencia Provincial de Cáceres, pero la vista no llegó a celebrarse porque reconoció los hechos y alcanzó un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular para ser condenado a 184 años de prisión.

Este cacereño (reside en un pueblo del norte de la provincia) ha reconocido haber sido autor de 35 delitos por la utilización de menores de trece años para la elaboración de material pornográfico (por lo que ha aceptado una pena de 168 años de prisión), de dos delitos de abusos sexuales (15 años de prisión) y de un delito por posesión de material pornográfico infantil (un año de cárcel). Pasará 20 años en prisión porque la magistrada ha ordenado que los beneficios penitenciarios se apliquen sobre el total de la pena. Tampoco podrá disfrutar del tercer grado.

Los hechos ocurrieron entre 2006 y 2012, cuando el acusado se creó una cuenta en una red social en la que se hacía pasar por un menor de trece años. Contactó con 23 niñas, dos de ellas tenían ocho años; seis, nueve años; cuatro, diez años; seis, once años; tres, doce años y otras dos, trece años. Primero creaba un clima de confianza y complicidad con ellas, haciéndose pasar siempre por una persona de su edad. Se comunicaba las niñas mediante vídeo chats, para lo que utilizaba un programa específico con el que conseguía que las menores vieran a otro niño en lugar de a él y así hacerles creer que estaban hablando con una persona de su misma edad.

Primero era él el que se mostraba a las menores desnudo, para pedirles después a ellas que hicieran lo mismo. Lo consiguió con 23 niñas, la mayoría de ellas de fuera de la región, quienes le enviaban vídeos desnudas, mostrando algunas partes de su cuerpo y en actitud pornográfica. Grabó y almacenó en su ordenador todas estas situaciones. Tenía 142 carpetas guardadas por los nombres de las víctimas. Además la policía científica encontró en su casa varios discos duros, uno con más de 700 ficheros de pornografía infantil que había descargado de internet y 55 archivos de vídeo de contenido pedófilo, y otro con más de 2.000 ficheros de vídeo también de material pornográfico infantil, de menores de trece años.

CON 2 Y 3 AÑOS Por otro lado, el acusado reconoció ayer haber abusado sexualmente en dos ocasiones de su sobrina nieta, cuanta esta tenía tan solo dos y tres años. Los hechos ocurrieron en 2011 y en 2013, cuando la pequeña había acudido junto a su madre a pasar unos días a casa del tío de esta última. Se llevaba a la niña al dormitorio con la excusa de enseñarle dibujos animados. Llegó a grabar los abusos que cometió contra la menor, ficheros que fueron después encontrados por la policía científica durante el registro de su vivienda. Los padres de la menor han renunciado a cualquier indemnización que correspondiera a la niña. "Para ellos era muy importante que reconociera los hechos. Al fin podrán descansar", señaló el abogado de la acusación particular, Manuel Rodríguez Falcón.

El acusado, que admitió los hechos en fase de instrucción pero luego los negó para volver a reconocerlos ayer, fue defendido por un abogado de oficio, José Piñero, quien manifestó que el acuerdo alcanzado "beneficia a todos".

El Ministerio Fiscal solicitaba que se impusiera una pena de 273 años de prisión por 34 delitos de utilización de menores para la elaboración de material pornográfico, dos delitos de abuso sexual y un delito de posesión de pornografía infantil. La acusación particular solicitaba 281 años de cárcel porque pedía más años por los abusos sobre su sobrina nieta. Finalmente ha sido condenado a 184 años de prisión.