TYta se sabe que aparcar en Cáceres resulta cada día más difícil para la mayoría de los ciudadanos pues hay otros que siempre encuentran un espacio vacío, sea delante de un garaje, en un paso de peatones o en doble fila. El casco antiguo es un vivo ejemplo de ello, incluso con sus excepciones pues los entes públicos y algunas personas parecen tener bula. Vivir en una calle conlleva a veces tener que pagar algunos peajes, ya sean ruidos, ya escaleras, cuestas o imposibilidad de aparcar dadas la características del lugar. Pero para paliarlos y solucionarlos están los ayuntamientos.

Es de Perogrullo decir que la capital cacereña no está hecha para el tránsito rodado, pues eso no resuelve el problema a menos que se dote a cada vecino de un pollino o de unos patinetes porque el automóvil se ha convertido en una necesidad para la mayoría de las personas. Se han hecho varios planes de urbanismo y en ninguno se ha tratado de encontrar soluciones de manera que se recurre al compadreo: "No os multaremos". Eso no es una solución, es un parche.

Y por si alguien no sabía a qué se dedicaba la policía mientras se vuelcan contenedores y se rompen botellas y vasos o se orina en las calles, ya lo sabe: a multar a los de la calle Caleros, que se lavan con aguardiente y se secan con las papeletas de las multas.