Ojo a la velocidad en las calles. Este y otros factores como las distracciones al volante se encuentran directamente relacionados con un mayor riesgo no solo de accidentes (golpes y atropellos), sino de agravar sus consecuencias. Aunque el número de fallecidos en las carreteras españolas se redujo en el último año computado (2018), en cambio, algunas ciudades de mayor tamaño registraron un claro incremento de la siniestralidad. En la provincia de Cáceres también se viene observando este aumento dentro de las poblaciones. Durante la última década, los percances urbanos con víctimas (fallecidos y heridos) se han elevado desde los 128 en el año 2008 hasta los 227 de 2018, es decir, casi se han duplicado.

Si analizamos las cifras en su conjunto, se observa que el total de accidentes con víctimas en la geografía cacereña (carreteras y ciudades) se ha reducido visiblemente durante la última década, pasando de 681 a 504. Los siniestros mortales han pasado también de 30 hasta 18, el número de fallecidos ha bajado de 39 a 19, y los heridos de 1.001 a 696. Del mismo modo, la siniestralidad en las vías interurbanas de la provincia (autovías y carreteras convencionales) está experimentando un fuerte descenso desde los 553 accidentes con víctimas registrados en 2008, hasta los 277 de 2018. Paralelamente, los fallecidos han disminuido de 34 a 15, y los heridos de 851 a 417.

CINCO FALLECIDOS / En cambio, en las zonas urbanas la tendencia es la contraria. El número de siniestros con víctimas en las calles cacereñas ha subido en diez años de 128 a 227, y la cifra de heridos se dispara de 150 a 279. No obstante, los accidentes mortales (muchos menores en ciudad) pasan de 3 a 4, y los fallecidos de 5 a 4, aunque es cierto que los años 2008 y 2016 marcaron las dos cifras más altas (5), seguidas de 2018 (4). En general, los accidentes con víctimas en las vías urbanas españolas se han incrementado un 24% durante los últimos cinco años.

«Nos preocupa especialmente el colectivo de vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas), ya que suponen el 80% del total de fallecidos y la tendencia sigue en aumento», explica Cristina Redondo, jefa provincial de la DGT en Cáceres. Por ello, la UE viene recomendando desde hace años la generalización de planes de movilidad urbana sostenible, que aborden de forma integral la seguridad vial y la movilidad. En esta misma línea, desde la DGT se ha redactado el Plan Tipo de Seguridad Vial (SV) Urbana, «que tiene por objeto ofrecer a los responsables de la gestión del tráfico en los distintos municipios, recursos e instrumentos que les permitan planificar la SV Urbana», señala la responsable provincial.

En este sentido, la DGT tiene identificados los factores de riesgo de los accidentes más comunes, que según Cristina Redondo son «el exceso de velocidad o velocidad inadecuada; el consumo de alcohol y drogas; y las distracciones». Además, «el agravamiento de las lesiones se produce por la no utilización del cinturón, los sistemas de retención infantil o el casco», subraya.

LOS RIESGOS / Con respecto a los límites, «es necesario promover la sensibilización de la sociedad sobre los efectos del exceso de velocidad, el alcohol o las drogas en la conducción», señala la jefa de tráfico. La experiencia demuestra que «la reducción de la velocidad tiene un efecto directo en la reducción de la siniestralidad de los vulnerables». De hecho, «los diferentes estudios coinciden en que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h, respecto a uno que circule a 50 km/h», detalla Cristina Redondo. Por este motivo, la DGT considera oportuno calmar el tráfico en las ciudades.

En concreto, desde la jefatura provincial consideran que es necesario trabajar en la mejora de los siguientes ámbitos: Primero, la conducta de los usuarios; segundo, la seguridad de los vehículos; tercero, las infraestructuras y la gestión del tráfico; cuarto, la seguridad del transporte profesional de mercancías y viajeros; y quinto, la asistencia a las víctimas. Y además, «realizar una recogida, análisis y difusión sistemática de los datos sobre la accidentalidad vial», matiza Cristina Redondo.

El análisis de los datos permite observar que «el número de víctimas mortales registradas en vías urbanas a lo largo del 2018, en el total del país, se ha reducido en comparación con los 584 fallecidos del año 2009, o los 519 y 509, respectivamente, de los años 2016 y 2017; si bien el dato ha empeorado si tomamos en consideración el período 2011-2015», detalla la jefa provincial de Tráfico. «Por su parte, el número de fallecidos es sustancialmente superior al de los años 2009-2014. No obstante, se percibe un cambio de tendencia a la baja desde 2016», matiza.

Las causas a las que pueden achacarse estos datos son variadas y diversas, como ya se ha mencionado, pero en cualquier caso «la mejora de la seguridad vial urbana sólo es posible con la participación de todas las Administraciones Públicas, y con la colaboración de todos los agentes sociales y económicos implicados», sostiene Cristian Redondo. Y ello porque, en la actualidad, «las zonas urbanas constituyen el entorno vital de la inmensa mayoría de la población. Es indispensable que la calidad de vida en ellas sea lo más alta posible. Las ciudades necesitan sistemas de transporte eficientes en apoyo de su economía y del bienestar de sus habitantes», advierte.

SIN CONFORMISMOS / Al margen de los núcleos urbanos, los accidentes con víctimas en carreteras y autovías de la geografía cacereña siguen una tendencia claramente descendente, de hecho han caído a la mitad en diez años. No obstante, «19 fallecidos en las vías de nuestra provincia el año pasado, son demasiados; pero los datos parecen esperanzadores, pues nos demuestran que podemos seguir reduciendo la siniestralidad con concienciación y colaboración», destaca la jefa provincial de la DGT.

De hecho, recuerda que «la seguridad vial es una responsabilidad compartida y nos implica a todos, Administraciones, agentes sociales, usuarios de la vía… De nuestro propio comportamiento en la conducción depende que no tengamos que lamentar más víctimas o más heridos en nuestras calles y carreteras» concluye.