Del estudio de las fuentes consultadas, sobre todo de las actas de las sesiones del concejo cacereño, hemos observado cómo el Ayuntamiento de Cáceres trataba de controlar los oficios artesanales, cómo intervenía en la producción y cómo castigaba a los que infringían las ordenanzas municipales estipuladas.

El Ayuntamiento nombraba a las figuras de 'fieles' y 'sobrefieles' para controlar e inspeccionar los distintos trabajos artesanales. Al 'fiel' y al 'sobrefiel' le señalaban qué penas podían realizar y qué dinero recibirían por cada una.

Asímismo, algunos miembros del concejo cacereño trataban con los distintos maestros de los oficios los precios de los productos, los pesos, las medidas, etc., que luego se recogían en las ordenanzas. En la sesión del concejo de 19 de septiembre de 1569, el corregidor manifiesta que fue con el procurador general a tratar con los caleros el peso, precio y medida en la compra de cal.

A veces era solamente el ayuntamiento el que fijaba los precios sin intervención de los oficios. En la sesión del 7 de diciembre de 1571, el ayuntamiento ordenó que las mercaderías que se traigan a la villa, se lleven a la justicia y a los regidores del mes para que les pusieran los precios que considerasen oportunos.

El ayuntamiento se encargaba de la vigilancia de la producción y del trabajo artesanal; en este sentido, hay que mencionar cómo a los horneros se les señalaba de dónde tenían que coger la leña; a los zapateros, de qué árboles tenían que extraer la casca, etc.

Además los regidores inspeccionaban en numerosas ocasiones las tiendas de los oficios. Encontramos muchas noticias referidas a las inspecciones de talleres y tiendas y a informes posteriores de los regidores sobre ellas.

Por último, comentar que en dichas sesiones del Concejo cacereño se recogen infinidad de penas que acordó por no haber cumplido los artesanos las ordenanzas, infringiendo algun apartado de ellas.