El pasado jueves, al contestar a las preguntas de los medios de información, el alcalde, Luis Salaya, aludió a las dificultades legales para la supresión de la tasa de terrazas. Eran unas manifestaciones en respuesta a una solicitud del sector que había pedido que no se pasase al cobro en 2021. Esto provocó una reacción airada de una de las asociaciones de hosteleros, una respuesta que no estuvo motivada solo por las afirmaciones del regidor, sino también por la aplicación de nuevo de las limitaciones de aforo dentro de las medidas preventivas contra el coronavirus, lo que conllevará una merma de ingresos.

La ordenanza de terrazas se modificó en 2017 y su nuevo texto entró en vigor en 2018. Se hizo una ordenanza más sencilla para el pago de la tasa y con una distribución de zonas a efectos tributarios más lógica, entonces el sector no se quejó. Algunos empezaron a pagar menos y otros más con unos precios más acordes con la zona que ocupan los veladores.

Pero lo que tampoco es normal es la acción del gobierno local ante uno de los sectores que es importante en la economía local, en la que, al margen de los funcionarios, solo hay empresas de servicios. Se empezó bien, con un plan de subvenciones testimonial pero que era una ayuda que se sumaba a la de otras administraciones. Aunque desde entonces no se ha hecho mucho más. La ayuda a este sector no se puede limitar a dar facilidades para ampliar los espacios o a explicar cómo es el modelo para el cerramiento de las terrazas.

Si no se quiere o no se puede eximir del pago de la tasa en 2021 (otros ayuntamientos sí la están suspendiendo) porque la actividad que la grava se ejercita y se ocupa la vía pública, sí se puede reducir el importe de lo que se paga por mesa, sobre todo en los cerramientos, en los que se abona el doble por velador. Sería una medida temporal por las circunstancias excepcionales que se viven. Cuando pasen, se vuelve a los precios de ahora e incluso se pueden revisar (un mal de todas las corporaciones locales es lo que les cuesta acometer una revisión de los tributos y la facilidad con la que se incrementan otros gastos). Pero esa modificación de la ordenanza a la baja se hace ahora o no se podrá aplicar a partir del próximo 1 de enero. Se tendría que hacer en los próximos días para su aprobación y exposición pública de la modificación.

Un cambio de esta ordenanza o de cualquier otra no tendrá ahora el beneplácito de la intervención municipal. El alcalde recordó el mismo jueves los problemas de ingresos que tiene el ayuntamiento, que serán mayores en 2021 porque para cuadrar las cuentas no se podrá recurrir siempre a incrementar la previsión de ingresos en el impuesto de Construcciones por la instalación de parques fotovoltaicos, además los gastos, por necesidades del covid, van a ser mayores.

Pero la incidencia que tiene la tasa de terrazas en los presupuestos locales es poca. El año pasado se presupuestaron 100.000 euros, aunque se reconocieron derechos por 219.000 y se logró una recaudación de casi 197.000, que es la cantidad que se presupuesta para este año. El jueves, en la comisión de Economía, la concejala María Ángeles Costa presentará un informes sobre los costes del covid, que serán muchos. Pero el sector de la hostelería y otros necesitan gestos y medidas más allá de la ampliación de espacios o de guías de los cerramientos autorizados.