El Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Cáceres se creó a partir de 2005 y ha dado un vuelco a la situación del mercado de la droga en Cáceres, donde ya no existen narcopisos ni ningún gueto de concentración de venta masiva. De hecho, la mercancía llega desde otras poblaciones para su distribución en la calle. Los traficantes se limitan a cerrar las compras fuera de la ciudad y a repartir las sustancias a través de su red de pequeños camellos , evitando en lo posible que los estupefacientes se relacionen con sus propia vivienda. Además, este año se han desmantelado las dos principales redes que distribuían la cocaína y el hachís en Cáceres.

A través de la Operación Pardillo , la Policía Nacional desarticuló en verano a una banda organizada dedicada al tráfico de coca y al blanqueo de capitales, cuyos miembros traían la droga desde Sudamérica hasta Cáceres y tenían amplias propiedades inmobiliarias (entre ellas dos viviendas y un chalet en el centro cacereño y 14 parcelas en La Vera), coches de alta gama y bienes calculados en un millón de euros, que les permitían llevar una vida con todo tipo de lujos (paradójicamente, algunos cobraban el paro). Una primera incautación en Barajas en 2010 permitió tirar del hilo hasta asestar el golpe final a la banda en 2013, con 18 detenciones.

MEDIDAS DE EVASION También se ha desmantelado este otoño la red más importante de distribución de hachís, a través de la Operación Teka . La mercancía llegaba a Cáceres desde Mérida a través de una familia que, según la policía, controlaba el 80% del mercado. Para ello se rodeaba de numerosas medidas de seguridad e intentaba conocer las rutinas policiales, efectuando por ejemplo las operaciones en los cambios de turno. Los responsables de la red apenas tenían relación con la droga, prácticamente ni la tocaban, solo recibían los beneficios. Disponían de mensajeros para la compra y de una estructura de jóvenes para la venta.

Pero la lucha antidroga no es una labor sencilla. Los policías no solo deben capturar a los traficantes, sino hacerlo con las pruebas suficientes para aprehender todos los bienes obtenidos con la venta de estupefacientes, porque de lo contrario vuelven a activar su negocio en cuanto salen de prisión, o alguien lo mantiene activo en su lugar. Así lo explican los responsables de la Brigada de Policía Judicial y del Grupo de Estupefacientes, quienes trabajan sin horario, adaptados a las actividades delictivas, ya que la droga se mueve generalmente de noche y durante los fines de semana.

Además, los delincuentes cada vez están más preparados para eludir la acción policial, con redes organizadas, métodos de ocultación sorprendentes y medidas de evasión que hacen difícil llegar a la cabeza de la trama, que además no suele consumir droga y se mantiene lúcida para seguir con el negocio.