La oferta de ocio en nuestra ciudad parece reducirse al consumo de alcohol y no en formas saludables. Desde hace mucho tiempo presenta problemas de convivencia y sanidad. Sin embargo, no se encuentra una solución. Los más jóvenes han sido exiliados al extrarradio para que los púdicos ojos de "las personas de bien" no contemplen sus andanzas ni se escandalicen farisaicamente. Se planteó como solución la creación de un centro de ocio, ya va para varios años, y aún no se sabe nada concreto del asunto. No se puede explicar que, habiendo planeado un nuevo polígono residencial en el Junquillo, no se haya encontrado una solución a la entrada del proyectado centro de ocio en sus cercanías. Menos aún que a estas alturas, y ante la demora de dicho centro, el ayuntamiento no haya ofrecido a la iniciativa privada un lugar idóneo. Porque adecentar el ferial, aparte de necesario, no es más que un parche. Por otro lado, clama al cielo que entre los consumidores de alcohol se extienda la consigna de llevar una petaca para evitar "degustar" el que les sirven en algunos establecimientos mientras los controles sanitarios están de vacaciones. Una de las claves para la credibilidad de esta corporación pasa por solucionar este problema cuanto antes.