Petra Alvarez llegó con dos hijos y tuvo seis más en Las Trescientas. "Tenía que estrenar la casa", apunta con una sonrisa en la cara. Además de sus ocho hijos, ahora tiene 17 nietos y dos bisnietos, y no cambiaría para nada la vida que llevó. "Mi hija y sus amigas se tiraban palanganas de agua desde las ventanas, había muchos niños, pisaban los jardines y el vigilante nos pedía a las madres 10 duros por haberlos estropeado... La cercanía que había ya no la hay", recuerda. Sus hijas jugaban con Charo Gutiérrez y Angela Cestero. Dos niñas que prácticamente nacieron allí. "Por las tardes sacábamos el café y los dulces a la calle y allí merendábamos, a veces comías en casa de tus amigos, otros ellos en la tuya... Eso se ha perdido", cuenta Charo, que nunca olvidará al señor Damián, "el jardinero que regaba las plantas y a nosotros también cuando pasaba", desvela entre risas.