--Han transcurrido casi seis años desde que dejó el ayuntamiento. ¿Qué sabor le quedó?

--Muy bueno. Llegué de casualidad. Fueron cuatro años muy intensos y positivos. La experiencia que tuve como concejala me enriqueció muchísimo a nivel personal. Fue la primera como cargo público.

--¿Con qué se queda?

--Con un conocimiento bastante profundo de la ciudad, contactos con el mundo de la cultura y un recuerdo entrañable.

--Cáceres quiere llevar la cultura como marca. ¿Qué aportó para lograrlo?

--Cuando llegué al ayuntamiento la concejalía de Cultura no tenía infraestructura. Había un despacho que compartíamos con otras y ni siquiera había personal. Era un área muy grande y había mucho que hacer, pero no tenía medios. Lo más importante fue la puesta en marcha del palacio de la Isla. Estaba rehabilitado, pero no tenía ni muebles ni personal. Allí trasladamos el archivo y fue una labor enorme, además de abrir una biblioteca municipal y dotarla de fondos. Fue lo más importante y perdura.

--También tuvo participación en la candidatura del 2016...

--Nos encargamos de llevar el proyecto a la ciudad, en el sentido de darle una imagen y crear el ambiente necesario.

--Lástima que no se lograra...

--Hubiese cambiado bastante la infraestructura. Era un proyecto para un año, no era una candidatura como las Olimpiadas. Se suponía que, durante ese tiempo, al margen de las infraestructuras que se hubieran creado como el aeropuerto o el AVE, se habría generado empleo con una repercusión económica importante para la ciudad.

--¿Por qué apearon a Cáceres?

--Teníamos el perfil, pero siempre pensé que los Gobiernos centrales eran importantes y, en el momento de la designación, había uno distinto al de ahora. Los apoyos son importantes, los contactos en Europa... Cuando cambió el Gobierno, cambió todo.

--¿Qué propone para que la cultura sea referente en la ciudad?

--Lo es a nivel regional, pero creo que hay que seleccionar. Trabajé con esa mentalidad y recuerdo que ponteciamos el festival de música antigua español. Era lo más selectivo a nivel nacional. Me parece estupendo que se haga un festival de teatro clásico, pero hay otros referentes. ¿Por qué vamos a hacer uno en Mérida, otro en Alcántara y uno en Cáceres? Hagamos otro festival que tenga como modelo el de Avignon. Hay que ir variando, pero teniendo una singularidad. Creamos una bienal de grabado porque vimos que había un vacío en las artes plásticas. No queríamos crear un premio más, sino algo singular. Es un referente y algo selectivo, cosas inéditas, singulares y con calidad, como el Womad, con una última edición magnífica. También la obra en la plaza Mayor ha sido un acierto porque la estructura permite hacer cualquier cosa.

--Tuvo algunos colaboradores...

--Siempre traté de buscar personas con conocimientos sólidos. Tuve dos referentes, dos personas muy relacionadas con las artes plásticas y una preparación muy seria como Pachiqui Herreros de Tejada y Rosa Perales.

--¿Está a favor de que la cultura sea subvencionada?

--Lo sufrí y me parece que es un exceso. Las instituciones tienen que apoyar la cultura, sin la menor duda, porque es el referente de los ciudadanos, pero subvencionar por subvencionar, no. Hay asociaciones que cobran de distintas instituciones y no merecen tanta subvención. Monago ha hecho una buena gestión con el IVA cultural, intentando promocionar la cultura.

--¿Se quedó con ganas de seguir en la concejalía de Cultura?

--No, no. Eso es un error que la gente cree. Yo estaba cansada. Fue una etapa estupenda y el momento de dejarlo fue el adecuado. Segundas partes nunca fueron buenas.