Recién llegado de París, Gustavo entra en la sala tocando los primeros acordes de su guitarra. Conserva la misma mirada de cuando era un niño, esos ojos dispuestos a descubrir el mundo, la aureola de los pequeños héroes, de los temerarios que siempre han estado buscando tesoros en el interior del alma. Recuerdo a Gustavo riendo a carcajadas cuando su madre le daba de comer jamón york a las tortugas que formaban parte de la familia en aquel jardín tan hermoso de finales de los años 80. Entonces Piti Corella trabajaba dando clases de Filosofía. En el aula sacaba del bolso un libro y una libreta donde anotaba los deberes de la casa: comprar botones, coserle las rodilleras a Gustavo...

Aquel pequeño ochomesino es hoy un hombre de cuidada melena que entona una canción con mucho swing que dedica a quien le trajo al mundo. Una parte de la letra dice: ‘Cuando me concedes un instante para cambiar el mundo entero’. Ciertamente es la mejor definición que se puede hacer de Piti Corella, licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, que ha hecho danza, teatro, radio, escribe poemas y es capaz de lograr que un solo segundo a su lado te sane para siempre.

Ahora Piti se ha adentrado en el collage. Aunque algunos lo definen como un arte menor, es indudable que en esta disciplina encontraremos tanto renombrados como emergentes. Y si no, miren a Picasso con su ‘Naturaleza muerta con silla de rejilla’ o a Georges Braque, por poner solo dos breves ejemplos.

‘Mundos mínimos’ es una muestra de 90 collages que pueden verse a lo largo de todo el mes de mayo en la Sala Pintores, 10, de la Diputación de Cáceres. Se trata de la primera exposición en solitario de Piti Corella. A juicio del catálogo, nos abre la puerta hacia un sinfín de universos diminutos, una libre y creativa descodificación de la realidad que nos invita a una reflexión imaginativa sobre nuestra propia existencia.

Allí encontrarán maletas, magdalenas, plumas, llaves que liberan a elefantes del cautiverio, tuercas, alfileres, vestidos, coches, ángeles, letras de periódicos convertidas en barquitos de papel surcando las olas. Todo un desafío al pulso, a la paciencia, al estado de ánimo, que Piti Corella estampa con una calidez infinita. Este trabajo, inaugurado el jueves, llenó de público el espacio expositivo. Allí había mucha energía mientras los nudillos de Piti hacían toctoc sobre mis muñecas.