Ocurrió en la madrugada del lunes al martes en la plaza Mayor. Benito Tena, propietario del hotel y tetería Arabia Riad, descansaba en una de sus habitaciones cuando escuchó ruidos en la puerta de entrada al establecimiento. "Pensé que unos clientes habían salido y habían dado un portazo. Pero el segundo golpe no sonó igual", recordaba ayer, con los restos destrozados de la parte baja de la puerta que los ladrones rompieron a patadas.

Cuando bajó se encontró a un tipo "con medio cuerpo" metido en el hueco que habían hecho, mientras otros dos esperaban en la calle. Calcula que eran las doce y media. Había cerrado hacía una hora. "Un lunes no hay nadie por la plaza", afirma el hostelero, que temía que algo parecido le ocurriera por la inexistencia, dice, de policía patrullando por la plaza de madrugada.

Tras disuadir a los ladrones con un candelabro, Tena les persiguió hasta la calle Margallo, donde les dio alcance hasta que llegó una patrulla. Asegura que los tres tenían aspecto de haber consumido drogas y que uno de ellos le amenazó, aunque él se protegió con un palo.

La puerta que destrozaron fue adquirida en Tánger y debió de pertenecer, según su dueño, a un palacio. Ayer no podía valorar el coste de los daños, aunque tiene claro que será muy complicado que la puedan restaurar ya que puede pertenecer al siglo XVIII o el XIX. El hostelero afectado solo tenía dos clientes en su hotel esa noche y se preguntaba ayer qué hubiera pasado si en lugar de a él le hubiera pasado algo parecido a las esculturas de Rodin expuestas en la plaza.