TLtlega el día de los enamorados, si es que hay día en el que uno no esté enamorado, y a lo mejor usted no se siente correspondido. Probablemente se deba a que usted lo está haciendo muy mal. Quizás siga la tradición romántica y se dedique a rimar versos sobre unos ojos verdes, negros o de gato. Es posible que regale flores, tenga infinidad de detalles con su amorcito y ponga ojos de cordero degollado cuando se acerca. Pues cambie de táctica. Eso no conduce más que a rodar películas acarameladas y escribir novelas imitando a Corín Tellado . Dedíquese a estudiar su producción de feronomas. Porque, según algunos estudios realizados por investigadores, resulta que el enamoramiento no es otra cosa que la reacción que los feronomas que producimos provocan en la otra persona.

De manera que nada de arrimarse al hermano o hermana, camelar a la mamá o deslumbrar al papá. Mejore sus feronomas. ¡Ah! Y sus bacterias. Porque un beso no es ese signo de entrega y principio de actos más satisfactorios sino que se trata de un intercambio de bacterias que favorecen la felicidad y la salud.

Así pues no ofrezca besos de tornillo sino bacterias de muy buena calidad. Y no le dé más vueltas, la placidez que encuentra tras realizar el supremo acto de amor no se debe a ningún componente trascendente ni extraño pues se trata de una reacción de nuestro organismo provocada por la serotonina que producimos durante ese corto rato y, como probablemente la nicotina lo excite aún más, se explica que ese sea el momento en el que mejor sienta fumarse un cigarrillo. Así pues, a partir de ahora cuando su médico le pida unos análisis, exíjale que le controle la serotonina, los feronomas y las bacterias, pues quizás en lugar de ofrecer miradas y gestos le resultará más rentable enseñar unos altos niveles de tales compuestos químicos.

Y si, de paso, enseña una buena cuenta corriente el éxito estará asegurado, porque el amor lo puede todo pero una cuantiosa cuenta corriente facilita mucho las cosas.