La diabetes es una enfermedad asociada de la celiaquía que afecta al 10% de los intolerantes al gluten. Pablo Plaza es un chico de 12 años que se incluye dentro de esta categoría.

Hasta que llegó a la edad de ocho años y le diagnosticaron la enfermedad, el joven no presentaba síntomas de celíaco, aunque siempre tuvo problemas de peso y no comía nada. "Podía tomarse un yogurt en todo el día y obligado", explica su madre Paloma Mohedas.

Al final, después de que los médicos le recetaran jarabes y vitaminas, una prueba le indicó que tenía anemia. Y por ello, se descubrió su celiaquía.

"Mis amigos no tenían ni idea. De hecho, una vez le dije a un chico que era celíaco y me contestó que él era de Madrid", confiesa Plaza, quien dos años más tarde se enteró de que también era diabético. "Hemos tenido suerte de mentalizarnos rápido", señala el joven, quetuvo que cambiar su galletas favoritas por otras sin gluten.