Auditorio del Complejo Cultural San Francisco, ayer, a las 12.30 horas. Más de 600 alumnos de bachillerato cacereños toman asiento, entonces, un dj sube al escenario y comienza a pinchar música a todo volumen, al compás de intermitentes luces de colores. El ambiente festivo anima a los presentes mientras un speaker con copa en mano entra en escena.

"El sábado me bebí cinco como estas. Me acababa de sacar el carnet y lo celebré al volante, porque yo controlo", le aseguraba a voces al dj. Pero de repente todo cambia, se apaga la música y el sonido de una sirena inunda la sala; en una pantalla, se proyectan nombres de jóvenes con sus edades correspondientes; y a continuación, un conglomerado de imágenes con gente de fiesta, alcohol, colisiones de coches, sangre y heridos... Se acabó la fiesta.

De esta forma daba comienzo el programa de educación vial 'Road Show', consistente en una representación teatral multimedia, organizado por la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular y la Academia Internacional de Seguridad Vial. El objetivo de esta campaña es concienciar a los estudiantes sobre el peligro y las graves consecuencias de los accidentes de tráfico, para reducir el número de muertes y las lesiones que se producen por estos accidentes.

Testimonios

Durante la actividad, los protagonistas que intervienen en un accidente salieron al escenario para contar sus experiencias. Así Juan Ignacio Blanco, policía local, aseguró que "una noche de juerga se puede convertir en una noche trágica", y que después de 26 años trabajando "sigues sin hacerte a las situaciones dramáticas". Lo mismo que le pasa al bombero Antonio Martín, quien subrayó que a la víctima "hay que darle esperanza, tanto si la hay como si no".

Isabel Liberal, enfermera, afirmó a los estudiantes que "nunca me gustaría mancharme los guantes con vuestra sangre". Y Francisco Castellano, médico rehabilitador, informó que "las lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos son para toda la vida". Si no que le pregunten a Juan Eulalio, cacereño al que le cambió la vida durante las navidades de 1999 tras sufrir un accidente de coche. Su amigo lo conducía bajo los efectos del alcohol: "Desde entonces mi vida quedó destrozada y estoy condenado a vivir en una silla de ruedas. No hay día en que no me arrepienta de haberme montado en ese coche".