Nunca más cerca de la realidad: el primer mes del año pasa volando a velocidades que nos han situado entre una de las muchas provincias españolas con alerta naranja por rachas de viento. Llegando a alcanzar los más de 110 kms/h, el temporal causó unos desperfectos en nuestra ciudad que han tenido en jaque a bomberos, policías y a todo aquel cacereño de a pie que se ha visto afectado por los "acordonamientos" de edificios, cortes de vías, y desvíos de tráfico de la zona.

Hace justamente una semana, el aire azotando nuestras ventanas nos despertó en un sábado en el que Mary Poppins no se hubiese atrevido a salir de casa portando su mágico paraguas, pues pasarse de urbanización, o más aún, de ciudad de destino era más que probable.

Una vez pasado el temporal, y como bien reza el dicho en lo que a tormentas se refiere, casi siempre "llega la calma", y tras sufrir los inconvenientes propios a todos los desperfectos acaecidos --que afortunadamente son solo materiales--, retomamos nuestro día a día, no sin ajustarnos la bufanda, recelosos, ante la más mínima brisa. Pero no es ése el caso de los dirigentes del club de fútbol de el Cacereño , que temiendo por la seguridad de sus jugadores tras los importantes deterioros que el viento ocasionó en el Estadio Príncipe Felipe (que se suman a otros anteriores), han optado por trasladar el próximo evento de liga contra el Melilla al campo de Miajadas. Siendo el estadio propiedad de una entidad privada, ésta habrá de resolver la situación de las instalaciones, pero hasta entonces, y mientras no se pueda garantizar la seguridad del equipo verde, es normal que se opte por no jugar allí. Muchas miradas se posan sobre el ayuntamiento, que nada tiene que ver con el asunto, y que, siendo aficionados del club, no pueden sino instar a que la empresa propietaria se haga cargo de la situación. Muchos opinan que debería "mojarse" en tal asunto y apoyar económicamente el asunto, y otros muchos creen que la postura adoptada es la correcta. Sea como fuere, la disputa está asegurada.

Enero pasa volando, esperemos que febrero no lo haga también, sin poder disfrutar del Cacereño en nuestra ciudad.