Muchos conocíamos a Fernando como ´el Ture´. Decir ´el Ture´ era decir autoridad y categoría en todos los sentidos. Era un dandi, un hombre elegante y de buen tono sin exageraciones ni extravagancias.

Era un diletante, un amante de las artes sin ser un profesional. Se había procurado una sólida formación en varias de ellas sobresaliendo sus conocimientos cinematográficos que le permitían certeras críticas resumidas con frecuencia en una sola e iluminada palabra

Era espectador privilegiado de los más notorios conciertos musicales en cualquier lugar del mundo. Amó el teatro y trató de que los demás lo conociéramos.

Sobre cada una de tales artes podía haber sentado cátedra pero prefirió la conversación amical, el relato sencillo, el lenguaje comprensible. Pudo presumir y epatar pero eligió ser una persona cercana.

Con sencillez, participó en muchos de los aconteceres culturales de nuestra ciudad dejando en cada ocasión una muestra de sus conocimientos, de su saber estar y de su inconformismo.

Porque también, o quizás sobre todo, fue un transgresor. No se conformaba con la cultura oficial u oficiosa. Conocía los movimientos culturales de última hora.

Era un ´catovi´, pero de los ejemplares. Fue un elegido y quienes le tratamos, unos afortunados.