Clara, Candela e Irene han improvisado un set de peluquería sobre un murete de la explanada del Multiusos. Ajenas al trasiego de gente que entra y sale del pabellón ellas se afanan en completar las dos trenzas que coronan el look elegido para el espectáculo de baile urbano con el que están a punto de debutar en la gimnastrada. Hay nervios y ganas de verse ante el público. «El momento de la actuación es lo mejor, un subidón de adrenalina. Y cuando terminas dices ¿Ya? ¡Quiero otra vez!», resuelve otra de las integrantes del grupo que acaba de asomarse a la conversación.

La Gimnastrada estrenó ayer su edición número 23 en Cáceres con cifras que la confirman como envento consolidado en la región y con amplia proyección nacional y en la vecina Portugal: 3.711 personas en las dos jornadas en las que se distribuyen todos los grupos participantes (hoy continúa la cita entre las 10.00 y las 14.00 horas en el pabellón Multiusos), como siempre, de todas las franjas de edad y de un amplio abanico de estilos entre el baile, la gimnasia y la acrobacia.

«Cada año mejora todo un poco y los equipos que repiten, se preparan cada vez más, mejoran los vestuarios, aportan algo nuevo cuando vuelven», cuenta Kiko León, profesor de la Facultad de Ciencias del Deporte, creador de esta cita y coordinador del equipo de cien personas que velan por el desarrollo de este evento no competitivo, que este año se desarrolla con el lema ¡Por los sueños!.

Mucho trabajo

Ángela Pérez conoce bien la Gimnastrada después de diez años asomándose a ella. Ayer lo hacía como monitora de un equipo de gimnasia artístico-expresiva procedente de Rielves (Toledo), con niñas de entre 10 y 14 años que ultimaban en la sala de ensayos una coreografía que iniciaban con los ojos vendados. «Es una iniciativa fantástica en la que [las niñas que integran su equipo] tienen la oportunidad de que se les vea. Pero también es duro, porque en tres o cuatro minutos se condensa el trabajo que llevamos haciendo durante dos meses y no puedes fallar», advierte. Por eso es fácil que los nervios estén a flor de piel momentos antes del estreno.

A unos metros del equipo de Rielves, otro grupo de Coria, el Club de Gimnasia Rítmica Relevé, apura las últimas indicaciones en la sala de ensayos para lucirse sobre el tapiz con su propuesta gimnástica con aros y pelotas. «Están muy nerviosas y es normal. Para ellas es muy importante que hoy les vean», concede Concha Zanca, la instructora, sin dejar de hacer observaciones a la colocación de los elementos y de las niñas. «También estamos nerviosas las mayores», asume. Porque en pocos minutos el foco se encenderá para ellas. Y antes de que se den cuenta habrá pasado todo. Y la Gimnastrada continuará su camino, rumbo al cuarto de siglo (será en 2021) marcando el ritmo.