Podría pasar perfectamente por el último descubrimiento de National Geographic. Desde hace semanas las pistas deportivas de San Marquino lucen decoradas con unos murales que bien podría haber firmado un artista del Paleolítico. Diseños prehistóricos, mismas técnicas e idénticos materiales que los que usaban los artistas más primitivos. Por suerte, el autor pertenece a una generación más cercana. La pintura es obra el cacereño Raúl Delgado ‘Papoose’, un artesano empeñado en emular el arte y las condiciones en las que trabajaban los primeros pobladores. «La sencillez de las pinturas rupestres me apasiona», destaca al tiempo que señala que sus fuentes de inspiración siempre parten de culturas y civilizaciones antiguas.

El lugar elegido para plasmar su arte no es desconocido. Es vecino del barrio y su taller se encuentra a tan solo unos metros. «Conozco las pistas de toda la vida, soy del barrio, presenté un proyecto para pintarlas pero al final quedó en palabras y no llegó a ningún lado. En esta ocasión, tomé la iniciativa yo porque las paredes estaban super sucias», aclara a este diario.

No es la primera vez que decora espacios de la ciudad, pero hasta ahora solo había firmado sus diseños en el entorno rural de los alrededores de Cáceres como el cerro de la Butrera, el Cerro Otero de Aguas Vivas o las laderas del rio Almonte. De hecho, su último trabajo lo firma en la selva tropical de Brasil. En su primera experiencia en el entorno urbano, se muestra «sorprendido» por la aceptación que ha tenido su iniciativa entre los vecinos. «Están contentos porque las paredes estaban en un estado lamentable, con gran falta de mantenimiento», apostilla.

Para elaborar este trabajo, Papoose se ha inspirado en las pinturas rupestres de Altamira, Monfragüe o Maltravieso y extrae sus pigmentos de minerales como hacían sus antepasados. A través del mural «quiere implicar a niños del barrio para que sepan que su obra es de todos y para todos y que hay que cuidarla como un tesoro». Y aparte de decorar, el grafiti cuenta con un matiz social ya que alberga un rincón que sirve para denunciar las barreras arquitectónicas que se encuentran las personas con diversidad funcional en Cáceres. De hecho, varios usuarios de Cocemfe visitaron hace semanas el mural y decoraron con pintura de manos el rincón de la accesibilidad para dejar huella en un barrio con más historia que nunca.