TTtodo el mundo conoce a Napoleón, a Atila, a Alejandro Magno, a Julio Cesar, a Hitler y a un largo etcétera de ambiciosos asesinos que han provocado mucho dolor al mundo. Pero ¿quién recuerda a Henri Dunant?. Los libros de Historia desde luego no, y, sin embargo, su nombre debería figurar en letras de oro. En la vida de Henry Dunant y de la humanidad hay una fecha clave: 24 de junio de 1859. En ese terrible día Dunant estuvo en Italia donde se habían enfrentado tres ejércitos. Al anochecer de aquel tremendo día, yacían esparcidos por los campos cerca de 40.000 hombres entre muertos, heridos y agonizantes. Los generales (esos que aparecen en los libros de Historia) los habían abandonados a su suerte.

Bajo el lema todos hermanos, Dunant buscó ayuda entre los habitantes de la zona para socorrer a los heridos sin tener en cuenta a que bando pertenecían. No cesó hasta conseguir que los militares liberaran a los médicos prisioneros para atender a los heridos. Tras esta dura experiencia escribió Recuerdo de Solferino donde expresa sus ideas para crear un organismo neutral cuya misión fuera socorrer a las personas heridas con independencia de su nacionalidad, raza o credo; una idea humanitaria que rompía todos los esquemas del siglo XIX. Logró el apoyo de Suiza para convocar el Primer Convenio de Ginebra en el que 12 países (entre ellos España) acordaron crear la Cruz Roja Internacional. ¿Cuántas vidas le debemos a Dunant? Millones y millones, sin embargo ¿dónde aparece su nombre en los libros de historia? No, en esos libros que estudian nuestros niños y jóvenes solo aparecen, encumbramos como héroes, los que encienden el odio, los que masacran pueblos, los que exterminan culturas y los que pisotean los derechos humanos.

¿Cómo nuestros hijos van a apoyar la paz, la justicia y la concordia entre los pueblos? Se está sembrando violencia y ambición entre los que formarán la sociedad del mañana. Una bomba de tiempo que arrasará nuestro mundo, a no ser que rescribamos los libros de Historia.