"A mi me ha apuntado mi novia, soy nefasto en la cocina", confesó José Manuel Ojalvo. Este funcionario, separado hace 4 años y que no duda en asegurar que algo tuvo que ver en su matrimonio frustrado esa falta de habilidad en el hogar, es uno de los 16 cacereños que asisten desde ayer a un taller de tareas domésticas compartidas. Con él, la concejalía de la Mujer pretende concienciar al colectivo masculino de que las tareas del hogar no son cosas exclusivas de mujeres.

El centro de ACISJF en la plaza de San Juan será un improvisado taller del hogar todo este mes. Los participantes --funcionarios, maestros, jubilados, abogados..., de todas las edades-- aprenderán a cocinar, a cambiar pañales, a poner una lavadora o a planchar. Sus profesores serán un cocinero, un ingeniero, un pediatra... El curso, el primero de estas características que se imparte en la ciudad, ha tenido tanta demanda que ha generado una lista de espera de 22 participantes.

Todos reconocen que la cocina es lo que más les atrajo a este taller, pero están dispuestos a aprender otras tareas. "Yo ya ayudo a mi mujer, pero quería aprender más cosas sin que ella tenga que enseñarme", dijo un funcionario de prisiones.

Compartir, no ayudar

El verbo ayudar es uno de los aspectos a erradicar con este tipo de iniciativas. "No se trata de ayudar sino de compartir, que el hombre sepa lo que tiene que hacer en la casa sin depender de la mujer, a valerse por sí mismo", explicó en la inauguración la concejala de la Mujer, Basilia Pizarro.

Cómo hacer una sopa de verduras fue lo primero que aprendieron ayer, de la mano de Manuel Espada, jefe de cocina de El Figón de Eustaquio y miembro de la asociación extremeña de cocineros. Aunque el que más y el que menos reconoció haber hecho sus pinitos ante los fogones, ayer conocieron algunos trucos útiles, como el de pasar los tomates por la plancha antes de echarlos al caldo para darle color.

En los próximos días también descubrirán que poner una lavadora o planchar una camisa tiene menos ciencia que programar el vídeo y, al final, hasta tendrán diploma: amos de casa acreditados.