¿Arte o maltrato? El montaje que el artista madrileño Ismael Alabado mantuvo expuesto durante una semana en Habana Espacio Libre en septiembre del año pasado abrió este debate y no dejó indiferente a ninguno de los espectadores que visitaron el centro artístico privado de la calle Pizarro.

La intervención de Fernández Vara, presidente de la Junta, pidiendo su retirada, con denuncias de colectivos ecologistas ante la Guardia Civil por presunto maltrato animal, desactivó un asunto espinoso que había costeado Cáceres 2016, pocos días antes de que la candidatura se presentara en Madrid.

La intermediación de Vara y la presión del resto de los artistas que participaban en la muestra colectiva obligaron a Alabado a retirar su obra, contrario a descolgarla a pesar de las críticas por haber utilizado grillos vivos pegados con silicona en una de las habitaciones del caserón artístico de la calle Pizarro.

El autor había utilizado un millar de insectos de los 5.000 que guardaba en cajas. Un asistente a la inauguración dio la voz de alarma y llegó a rociarlos con insecticida para evitar que sufrieran. Alabado negó en todo momento este extremo al asegurar que "no tenían sistema nervioso", citando informes de internet. Los grillos que compró, dijo entonces, formaban parte de la obra "para darle movimiento a la pintura de los murales hasta que se pudrieran y luego barnizarlos".