NACIDO EN EL GROVE (PONTEVEDRA), 11 DE FEBRERO DE 1973. ESTUDIO EN LA ESCUELA SUPERIOR DE ARTE DRAMATICO DE MADRID.

TRAYECTORIA PRESENTO EN 1999 Y 2000 EL CLUB DE LA COMEDIA, HA PARTICIPADO EN SEIS PELICULAS Y CORTOMETRAJES, ADEMAS DE TEATRO

Se hizo popular presentando los monólogos del Club de la Comedia en televisión, aunque en su carrera se entremezclan también el cine y el teatro. Javier Veiga se atreve ahora a protagonizar El Caballero de Olmedo , versión del clásico de Lope de Vega a cargo de Eduardo Galán y que, dirigido por Mariano de Paco Serrano, se pone en escena el próximo viernes en el Gran Teatro con motivo del festival de teatro clásico.

--¿Cómo es esta versión del Caballero del Olmedo?

--Muy directa. Un espectáculo de hora y media, que es de agradecer para no perder el espíritu de la función. Han quitado el barroquismo en el que a veces caen este tipo de obras, sin perder la esencia y, al mismo tiempo, ofrece un espectáculo muy potente a nivel visual, en escenografía y de vestuario. Está muy bien y, además, tiene un gran reparto.

--Adaptar clásicos se ha convertido en un riesgo...

--Es algo inevitable. Ya casi nadie hace un clásico sin tocarlo. Es prácticamente impensable. A veces se le da más o menos bombo al hecho de que esté versionado, pero hace años que no veo un clásico íntegro sin que se le meta mano. Una obra como la nuestra, si fuera original, duraría cerca de tres horas. Si Lope estuviera vivo, no lo haría como entonces. Hay que hacerle un favor y ayudarle como si lo estuviera.

--Encarna a Don Alonso...

--Supuestamente es un tipo muy fuerte, muy guapo... (risas) Es un reto personal que me apetecía hacer. Dice el texto que mete miedo a hombres y a toros. Yo soy un tío normal que no tiene dos ostias. Para poder hacer a un castellano que es un animal me inspiré en una película de James Bond, con Sean Connery tumbando a tres cachas de dos metros y medio. Me tuve que convencer. Basta con tener la fe de que soy el más fuerte de Castilla.

--¿Teatro, televisión o cine?

--Lo que me gusta es la promiscuidad en el sentido artístico, alternar no solo en esas tres facetas de mi oficio sino en qué hago en cada una de ellas. Supongo que eso a veces es bueno y a veces malo, eso de quien mucho abarca poco aprieta... Es un defecto de fábrica. Mi madre decía que soy culo de mal asiento.

--¿Logra quitarse la etiqueta que le cuelgan de humorista?

--Es más difícil dentro de la misma profesión. El público no tiene este tipo de tonterías y no piensa que yo sea el de los monólogos. Se sienta en el patio de butacas para ver el espectáculo y luego decide si le gusta o no. No tiene ningún tipo de matiz de antemano. Imagino que para Chiquito de la Calzada sí será más difícil hacer el Caballero de Olmedo, pero a mí no me conocen lo suficiente para tener un prejuicio. Es una cosa más de los directores que son cortos de miras.

--Comparte escenario con su pareja, Marta Hazas, que interpreta a doña Inés...

--Intentamos no llevarnos el trabajo a casa. Nos conocimos así, rodando una película. No hemos tenido problemas por culpa del trabajo y lo hemos dividido bien. Creo que estas cosas pueden ser o muy complicadas o fáciles. No tienen por qué ser un problema. Además, te ahorras una habitación cuando viajas (risas).