La plaza de las Veletas lo verá hoy y mañana convertido en el ser andrógino e intemporal de la obra culminante de la literatura medieval, encarnando a ese personaje que Fernando de Rojas escribió sin la bóveda protectora de la divinidad, que ya hablaba del dinero, de la soberanía del sexo y de la corrupción. José Luis Gómez (Huelva, 1940), de la mano de La Abadía y la Compañía Nacional, dirige y da vida a una alcahueta que hará mayestático nuestro Clásico.

--¿Seguimos viviendo en un universo regido por el poder del dinero y el goce sexual?

--Juan Goytisolo, que es un hombre tan sagaz y capaz como creador y desvelador de entresijos de la vida y de la literatura, decía que Celestina es la primera obra escrita sin la cúpula protectora de la divinidad. Hay en toda la obra un eclipse de Dios. Es lo que podemos hablar del mundo de hoy: ¡Dios mío, pareciera un mundo regido sin orden ni concierto!; me temo que siempre fue así. Evidentemente el tema del dinero es central en Celestina, es una analogía que se produce en nuestros tiempos presentes como en la transición de la Edad Media al Renacimiento. Ahí aparece el capitalismo, aparecen los grandes burgueses, los grandes comerciantes, muchos de ellos judíos, verdaderos creadores de riqueza y de proyectos.

--¿Cómo era la sociedad en la que se escribe Celestina?

--Es una sociedad vigiladísima, sobre todo los judíos, que formaban la élite del país porque sabían leer, escribir, administrar, y sabían de leyes y administraban de hecho el país. Eran banqueros de los reyes, pagaron la expedición a América. Por el hecho de ser judíos estaban en perpetua y terrible vigilancia, expuestos al peligro de modo inclemente. Y este es el trasfondo de Celestina; y toda interpretación que no tenga en cuenta eso hace traición a la obra, la banaliza y la priva de un aspecto esencial. Porque Rojas escribió esa obra, una obra donde el terror está presente aunque muy disfrazado para poder pasar la censura de la Inquisición.

--Y lo logró...

--La Inquisición no es cualquier tontería, es el instrumento del que se valen los Reyes Católicos para implantar lo que los historiadores llaman absolutismo confesional, una sola religión a la que hay que convertirse so pena de muerte por el fuego. Todos los sospechosos, los judaicos, estaban expuestos no solamente a la hoguera, a la confiscación, a mil ordalías. Este es el panorama en el que surge Celestina y el que nosotros hemos tratado de hacer muy elocuente en nuestra interpretación. Es apasionante, porque está hablando de nuestra historia, de cómo nos hemos hecho como país. Todo esto da a Celestina una contemporaneidad tremenda.

--¿Por qué la Inquisición no prohibió Celestina, acaso eran bobos sus gobernantes?

--En 1503 la Inquisición no se había apoderado de la totalidad de la conciencia española. Y los escritores de la época disfrazan. Como Cervantes, que es un disfraz continuo, es una aseveración continua de cristianismo cuando en el fondo es un converso.

--Precisamente Cervantes dijo que Celestina sería un libro divino si escondiese más lo humano...

--Claro, porque Cervantes no se atreve a ir tan lejos en la descripción de lo humano. Disfraza más porque ya la Inquisición se había apoderado del espíritu del país.

--Celestina es una obra cruda, pero tiene una intención didáctica...

--La didáctica es el disfraz que utiliza Rojas al principio, la reprensión de los locos enamorados y todo eso..., pero en el fondo su intención es otra y la clave está en el planto final de Pleberio, donde describe un mundo sin alma hecho mercado, sin razón de existir. Y lo pone en boca del que es claramente un converso, el padre de Melibea.

--Los personajes de Celestina tienen un excesivo aprecio por sí mismos, atienden desmedidamente a su propio interés y por eso el final es tan trágico...

--Eso nos ocurre a todos. El egoísmo, el provecho propio. Eso es y fue siempre así. Lo que pasa que Rojas lo pone al día de un modo ejemplar.

--Se ha hablado mucho de su caracterización como Celestina...

--Ha eclipsado un poco por la curiosidad, pero entiendo y siento que eso no es lo importante de nuestro trabajo. Celestina es una diosa pagana y más que una mujer es una figura poética, entre bruja y mujer de una pansexualidad asombrosa, que se afirma en ese mundo de ruido y furia que le rodea. Y además con un lenguaje y un humor irresistibles y eso es lo grandioso de Rojas, que yo he querido rescatar.

--¿Por qué un texto del siglo XVI es totalmente comprensible para el público de hoy?

--Porque nosotros hemos hecho un trabajo sin modernizar el texto, un trabajo de prosodia y elocución que busca su igual. Trabajamos de un modo muy concienzudo con la palabra.

--¿Celestina sigue vigente porque se mueve en la región oscura?

--La región oscura existe en todos nosotros. Cada ser humano es un campo de batalla de sí mismo entre el sí y el no, con zonas evidentemente muy oscuras, entre quiero esto y aquello no lo quiero.

--¿Celestina era una víctima?

--Tiene un modo de vida que era muy común en la sociedad de ese momento, una alcahueta, tejematrimonios, una figura llena de intuición y de conocimiento social. Es una superviviente de una sociedad injusta y corrupta. "¿Quién soy yo Sempronio, me quitaste tú de la putería?, vivo de mi oficio como cada cuál del suyo, a quien no me quiere no le busco, déjame con mi fortuna..."

--Y fíjese que ahora se habla tanto de la corrupción...

--La corrupción siempre estuvo y estará. Creo que la democracia tiene grandes medios para combatir la corrupción y se deberían aplicar con más rigor; el respeto a las reglas del juego y que quien lo haga que lo pague.

--¿Y usted es un desencantado del sistema?

--Todo es mejorable, especialmente uno mismo, y esto es una cosa que todos nos deberíamos grabar. Los políticos son mejorables, pero antes de hablar de los políticos mirémonos al espejo.

--¿Tras interpretar a Celestina, qué impresión tiene de las mujeres?

--Que hombres y mujeres estamos encadenados los unos de los otros. Hay una cosa estupenda que dice Celestina: "El que verdaderamente ama es necesario que se turbe con la dulzura del deleite, sin lo cual la humanidad perecería".